Las elecciones europeas del domingo son decisivas porque nos jugamos el futuro de Europa entre dos ideas.

Por un lado la conocida hasta ahora, que aprende de sus errores al enfrentar crisis económicas como la de 2008 y la del COVID-19, donde el modelo de de la primera provocó graves consecuencias y recortes; y donde el modelo de la segunda, está demostrando que se puede salir de la crisis con políticas de inversión económica para el crecimiento y la creación de empleo.

Por otro lado, una idea que cuestiona a la Europa integradora. Pretende una UE reduccionista, donde las fronteras de cada país prevalezcan sobre los intereses comunes y donde las luchas sociales deben ser reprimidas por alterar el "normal funcionamiento de las cosas".

Desde hace años hay un crecimiento de los neofascismos en varios países y en el Parlamento Europeo. Su presencia no debe considerarse algo circunstancial que pasará, para volver los cauces de siempre. Se trata de una amenaza real de esas de las que no se toma nota hasta que su reversión es casi imposible. Es el momento de una respuesta electoral a la altura de las circunstancias.

Europa es una unidad democrática y de convivencia que ha traído grandes avances a sus miembros y que señala un camino a seguir por otras regiones del mundo. Es un modelo de libertades amenazado por el crecimiento de una idea que considera que la democracia ya no es necesaria. Para que la vida sea no es necesario un estado de bienestar ni un sistema de gobierno basado en la libertad de elección. Esto es lo que plantea la extrema derecha.

Como cada vez que hay elecciones, hay esperanza. A la mayoría de la gente le preocupa lo que se ha denominado "las cosas del comer". El trabajo, la alimentación, la vivienda, un futuro posible, la sanidad, la educación, las pensiones, el medio ambiente… Esas preocupaciones son a las que se responde desde el estado de bienestar, y son todas ellas las que preocupan a la población europea. Solo hay que consultar los barómetros del CIS o el Eurobarómetro de 2023.

El 9 de junio es importantísimo votar para que Europa conserve los valores que ha desarrollado en perspectiva de mejora, avance y consolidación para el futuro. Como el proceso electoral se desarrolla en clave nacional, es necesario fijarse en quienes en la política española están velando por "las cosas del comer". Evidentemente no lo hacen ni la derecha ni la extrema derecha, y lo que está haciendo el gobierno de España tiene más que ver con el empeño de Sumar que con la voluntad del PSOE.

Toca mojarse. La opción más acertada para resistir al avance de la extrema derecha y defender y conservar un modelo europeo de libertades, igualdad y prosperidad, es la que representa Sumar.

A partir del lunes tocará evaluar, tener altura de miras, capacidad de organización, talento para la ilusión y talante para la democracia. Europa no acaba pero está llamada a mantener el rumbo o a cambiar hacia una dirección tenebrosa.