Antiguamente la matanza del cerdo se convertía cada año en una auténtica fiesta familiar. Seguramente era una de las jornadas mas importantes del año, pues de ella dependía la mayor parte de la alimentación durante las cuatro estaciones. Pero esa práctica habitual en la mayoría de los pueblos de la provincia por estas fechas se fue abandonando y hoy son muy pocos los que siguen sacrificando al marrano para su consumo doméstico. De ahí que en Gotarrendura, gracias a la Asociación Cultural Santa Teresa, decidieran hace años impulsar unas Jornadas de Recuperación de Tradiciones, con el objetivo de mostrar a los más pequeños cómo se hacía la matanza del cerdo en muchos hogares del municipio y a los visitantes algunos de sus lugares más emblemáticos, como el Palomar de Santa Teresa. Son ya 18 años haciéndola con el deseo de que pueda recibir en un futuro el título de Interés Turístico Regional.
Así, de nuevo este sábado volvió a vivirse un auténtico día de fiesta en torno a la matanza que arrancó a las 11 de la mañana en el Camino de las Berlanas con el clásico 'churrascado' entre la lumbre de paja y el posterior 'raspado' del cerdo, ya sacrificado en los días previos, acompañado con orujo y pastas para todos los asistentes, que recibían cumplidas explicaciones de todo el proceso.
Una hora después, el marrano, de unos 200 kilos de peso, fue trasladado hasta la plaza de Santa Teresa, casi como si de una procesión se tratara, acompañado por la música de las dulzainas y los tamboriles de 'Aires de la Moraña', que amenizaron el día junto a la Tuna Universitaria de Madrid. Una vez allí, se llevó a cabo una demostración del destazado, al estilo tradicional, con hacha, maza y cuchillos, comenzando por su apertura para sacar los solomillos, y siguiendo por la retirada de la cabeza, por una parte, y de la columna vertebral y las costillas, por otra, para acceder a los lomos. Al mismo tiempo se celebraban talleres infantiles de elaboración de chorizos, chicharrones, picadillo y morcillas.
Antiguamente la matanza duraba tres días, en los que toda la familia acompañada de amigos colaboraba en el proceso y merendaban juntos el primer día, mientras que el segundo se probaban los chicharrones y el tercero, el picadillo. Pero en esta fiesta toda eso se reduce a tres horas, por lo que, como apuntó uno de sus impulsores, Fernando Martín, «tratamos de que se vea todo el proceso, salvo lo que no se puede, que es el momento del sacrificio del marrano».
Y como no, una jornada en torno a la matanza no podía cerrarse sin una degustación de esas delicias artesanas a la antigua usanza. Así, los alrededor de 250 asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar de un suculento menú a la usanza de la familia de Santa Teresa a base de morcilla, panceta, picadillo y carne a la brasa acompañados de pan de hogaza.
La oferta de este día de fiesta, en el que colabora también el Ayuntamiento de Gotarrendura, se completó con algunos puestos en los que se podían adquirir desde morcillas y algún dulce hasta adornos navideños.