Hay males comunes a la mayoría de las ciudades que tienen un casco histórico y a los que nuestra ciudad no escapa: su vaciamiento de habitantes, su gentrificación y la presencia creciente de viviendas para uso turístico. En estos momentos, de los más de 57.000 habitantes que Ávila tiene, son poco más de tres mil los que tienen su domicilio dentro del recinto amurallado.
A estos problemas se añaden el del envejecimiento de la población que allí vive; sus escasos habitantes suelen ser dueños de la vivienda que habitan, han vivido allí toda la vida y sienten un apego afectivo a su hogar y sus calles. Pero van falleciendo y esas casas quedan vacías. También, si se posee coche, hay que asumir que no se le va a poder llevar a la puerta de casa, habrá que dejarlo lejos y, si hay suerte en encontrar garaje, este va a ser caro; o sea, que hay que acostumbrarse a ir cargado un trecho con bultos y sorteando a los turistas. Me contaba algún agente inmobiliario que la zona centro es la parte de la ciudad en la que se está desvalorizando más el precio de la vivienda. Hay edificios enteros desocupados y que requieren ya una pronta intervención por su estado ruinoso, lo que es una imagen nada positiva ante sus visitantes.
Este modelo de dejar que el centro se convierta en un parque temático para el turismo es un robo al corazón de la ciudad. Las señas de identidad de Ávila son sus murallas, iglesias y palacios, pero también lo son las calles de su casco histórico. Cuando uno pasea por el eje Mercado Grande-Mercado Chico a primera hora de la mañana, solo se cruza con escasos turistas y algunos funcionarios y empleados.
¿Quién se quiere ir a vivir al centro? Creo que solo los amantes de la ciudad histórica. Pero pronto ni ancianos, ni poetas y amantes, ni aventureros románticos de la vieja ciudad van a quedar habitándola y dándola aliento de vida. Una ciudad deshabitada por sus moradores es un espejismo. ¿Vaciarla es el plan que ofrecen nuestro ayuntamiento y los grupos políticos allí representados?
El pasado mes de septiembre, se celebró en Córdoba el XVII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial en torno al Simposio sobre la Habitabilidad de los Centros Históricos. El alcalde de la ciudad anfitriona afirmó: "Hay que involucrar a la comunidad local en la toma de decisiones, porque los ciudadanos deben sentirse parte del proceso de conservación y desarrollo de su patrimonio. Es importante que los cascos históricos sean espacios vivos, lugares donde la vida cotidiana protagonice el día a día." En estos días, el Grupo de Ciudades Patrimonio de España tuvo un encuentro virtual y en él han aprobado un nuevo plan estratégico centrado en la participación ciudadana y en la conservación de los cascos históricos como elementos vivos. Esperemos que estas buenas intenciones tengan pronto su eco en nuestra ciudad y de las palabras se pase a los hechos.
Foto: Ana Jiménez (@ginger_ajm)