El 20 de noviembre de 1991, con ocasión del IV Centenario de su muerte, tenía lugar en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca la investidura de Juan de Yepes, San Juan de la Cruz, como doctor 'honoris causa' del Estudio salmantino. La iniciativa había partido del catedrático Víctor García de la Concha, entonces recién elegido Académico de la Lengua.

El rector de la Universidad de Salamanca, Julio Fermoso, presidió la ceremonia y descubrió el vítor con la inscripción de San Juan "volé tan alto, tan alto, / que le di a la caza alcance", que deja memoria del doctorado en una pared del Claustro Antiguo, junto a la puerta de la Capilla de la Universidad, y además recuerda que Juan de Yepes fue alumno de la USAL.

En su discurso, García de la Concha recorrió la biografía del Santo y resaltó su impresionante herencia literaria. En la misma línea se expresó Manuel Alvar, director de la Real Academia Española de la Lengua y asistente al acto.

Era el segundo 'honoris causa' que la Universidad otorgaba a título póstumo, tras el de Santa Teresa de Jesús en 1922 y antes del de Miguel de Unamuno, el tercero hasta el día de hoy, que le acaba de ser concedido y se entregará en próximas fechas.

En el Estudio salmantino Fray Juan de Santo Matía, nombre que adoptó a los 21 años al ingresar en los Carmelitas de Medina del Campo, completó los tres cursos del bachiller en Artes, entre 1564 y 1567. Después, sólo realizó un curso de Teología, pues se había producido el decisivo encuentro con Santa Teresa el otoño de 1567 en Medina.

En agosto de 1568, fray Juan de Santo Matía abandonó Salamanca y su universidad para acompañar a Teresa de Jesús en su fundación de Valladolid. Cuando el 28 de noviembre de 1568 se inauguró el primer convento de descalzos en Duruelo, Yepes cambiaría su nombre por el de Juan de la Cruz.

En octubre de 2022 se colocó otra inscripción gemela en el lado opuesto de la puerta de la histórica capilla de la USAL, para conmemorar el centenario del 'honoris causa' de Santa Teresa, con una frase teresiana que hace un guiño a la de San Juan: "la paciencia todo lo alcanza".