Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Falsas constituciones

08/12/2024

La cantinela de temporada, aburrido catecismo verborreico, sacude nuestros periódicos con cierto sabor amargo, más este año, pues nuestro Gobierno, malvado, ha corrompido todavía más que otros pasados lo que se consideraba de más sagrado. Como ya son tantos los incrédulos religiosos, se sacralizan las máximas leyes, aunque estas se deformen y manejen según el antojo de unos y otros.
Cuando se traiciona el espíritu de las leyes que Montesquieu tanto pensó, el barullo normativo tiende a impedir las que no gustan y favorecer las que nos interesan. Así hacen con la televisión pública, donde han colocado con suculentos sueldos que pagamos todos no a técnicos, sino a devotos del Ejecutivo, aumentando el número de dirigentes, con el fin de controlar lo que se dice, como hacen los dictadores. No quieren información objetiva, contrastada, sino propaganda controlable, ninguna crítica..., sin independencia la inteligencia. Miremos con los ojos vendados o con guiño estrambótico.
Ya es triste clásico hispánico la burla que a la Justicia hacen las máximas instituciones gubernamentales. Lo hizo el PP y lo hace de modo más siniestro y terrible el PSOE junto a sus huestes «podemoides», nueva casta de infames (PPSOE-Podemos o lo que fuere, exQ+ o &%$). Unos y otros hurgaron en el Tribunal Supremo y en el Consejo del Poder Judicial para colocar cada uno a sus esbirros, filtrados ideológicamente, de modo que la Justicia no tiene independencia en España cuando miramos a nuestras más altas cuestiones, como en las tiranías acontece. En general, si contemplamos la norma máxima de nuestro sistema legal, su «resumen» o fundamento y del que todas las legislaciones dependen, leemos, para empezar, algunas contradicciones que después los juristas se afanan por tapar con bizantinas discusiones. Pero el texto es hermoso y a casi todos bien parece. Sin embargo, ha de ser eficiente, no solo un mero deseo de buenos propósitos que apenas tienen resultados reales (ni republicanos).
Lo hemos descubierto con las trágicas inundaciones en Levante y la ineptitud patética de nuestros gobernantes, de unos y otros colores, pues la burocracia impidió que los bomberos de una zona acudieran a ayudar a otra. No hizo así el Ejército y actuó bien, como se debe. El embrollo de seguros, permisos, administraciones con 1.000 y una regulaciones, impidió cumplir con lo más esencial: salvar vidas humanas. Los cretinos que las diseñaron y mantuvieron tienen sobre su conciencia no pocos cadáveres. La ley es para el hombre, no el hombre para la ley, como el sábado, según replicaba a los fariseos el Nazareno. 
Muchos derechos nos atribuyen, pero a la vivienda no hay. ¡Falaces y mendaces! Podrían hacer exención de impuestos a jóvenes o a quienes menos pueden y liberalizar más los suelos. No quieren. Podrían subir tributos a los especuladores, a quienes tienen demasiados techos. Tampoco. 
¿Son aceptables las constituciones ineficaces?