La ciudad de Ávila vivió en la jornada del pasado jueves un ejemplo de lo que puede significar el deporte de élite para una ciudad. Visitaba esa jornada el estadio municipal Adolfo Suárez el Real Oviedo, equipo de la Segunda División, dentro de la primera eliminatoria de la Copa del Rey de fútbol. Siendo un equipo, el visitante, de la segunda categoría del fútbol español, y una competición, la copera, que no es de las más importante con las que cuenta el mundo del fútbol, lo cierto es que ninguna de estas dos cuestiones evitó que se pudiera comprobar los beneficios (los más) y los perjuicios (los menos), de lo que es el contar con una actividad deportiva de cierta trascendencia para una ciudad. 

 Por comenzar por lo malo, la celebración de este tipo de partidos puede provocar, no siempre, por fortuna, actitudes indeseables como el apedreamiento del autobús del equipo rival, una acción realmente incomprensible, más allá de demostrar que imitar los peores comportamientos, en este caso de los grupos ultras, no es sino reflejo de la escasa inteligencia de quienes lo hacen. 

Pero por supuesto que un acontecimiento de este tipo supone para la ciudad, para el club y para el equipo una serie de beneficios que conviene tener en cuenta para intentar que esta no sea una cita puntual cada 20 años, sino que se pueda repetir en el tiempo con cierta asiduidad. Que más de 200 aficionados visitantes lleguen a nuestra ciudad un día cualquiera y que consuman en los establecimientos abulenses, puede que no vaya a cambiar la vida de nadie, pero si en vez de 200 son un millar y si en vez de venir cada dos décadas vienen cada 15 días, lo mismo ya sí puede cambiar algo. Los sectores más beneficiados, los relacionados con la hostelería y el turismo, deberían de tener en cuenta si a lo mejor les conviene ayudar para que esta situación se repita más veces.

El club, entre el premio por pasar de ronda y  la recaudación del partido, más la previsión de ingresos por el hecho de que en la siguiente ronda le espere un equipo de Primera División, también tiene que valorar si una inversión mayor le puede suponer, como se ha visto en este caso, unas ganancias que alivian la tensión de tener que igualar el presupuesto de gastos para este año.

Pero no sólo hay que fijarse en el fútbol. Se ha defendido desde este periódico en varias ocasiones que un equipo o una actividad deportiva de élite en cualquier disciplina, y el ciclismo, por todo lo que supone para Ávila podría ser un buen ejemplo de ello, sería muy beneficioso, en todos los ámbitos, para la ciudad, pero para ello sería necesario una apuesta decida y conjunta que, de momento, no se aprecia.