Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


Pecados, obviedades y amnistía

12/11/2023

¿Qué tienen la maldad, el terror y el pecado que tanto atraen? Intuyo que hace sentirse poderoso. Los políticos saben de poder, de pecados y de provocar el miedo «¿Quién se atrevería a defender la envidia abiertamente?», escribió Bulgakov. Mala es la envidia, ese pesar por el bien ajeno; a alguno no le importaría quedar ciego si el otro quedara tuerto. A otros les mueve el envanecimiento y la soberbia. No quisiéramos creer que solo lo personal mueve a políticos y otros líderes, aunque conocer a algunos da que pensar ¿Y la mentira? solo hay que escuchar algún relato; ¡oiga!, como mienten unos y otros. Como señala algún libro sagrado, «no dejan espacio a la verdad». Los mentirosos saben que una mentira no se convierte en verdad por mucho que se repita, Göbbels ya palmó. La mentira, pecado muy grave, debería añadirse a los siete pecados capitales. 
Los diputados no deberían anteponer su ansia a todo, primero la Constitución, no están esos patriotas por encima del sentido del deber con la Nación española. Mantienen una excitación desaforada todos los que tienen algo que decir, –callados estarían mejor–, vocean, medran, influyen, asustan, obstaculizan. Nadie lo pondrá fácil. Solo hay futuro cuando se  reconoce la reciprocidad del nosotros y ellos.
Podemos ha utilizado la ira amenazando a SUMAR, ¿a dónde van? JUNTS, la derecha catalana, la antípoda de los socialistas por ideología, como el PP, tensan hasta lo imposible. Son un partido, grupo, organización privada o lo que sea con un apetito de poder desordenado, se llama gula política, todo lo complican, y se muestran muy celosos, maxmordones ellos porque ERC acordó antes. Mientras, nacionalistas catalanes y vascos, recelosos, se miran de reojo. Los nacionalistas tanto de la derecha como los radicales son insaciables por el exceso y demasía en sus pretensiones, pura lujuria política; ocultan sus apetencias, zorroclocos.
Los políticos nos preocupan pero en democracia se les puede dar puerta; es la soberanía nacional, el pueblo, quien elige a sus representantes y quien decidirá qué vicios y pecados traga o extirpa. 
Quince elecciones generales debieran dar experiencia para determinar a quien mantener o expulsar del sistema, pagaremos nuestros aciertos y errores, pero nuestro voto es libre. Y no, no vamos a caer en la estupidez de quienes dicen que se está montando una satrapía, o una dictadura; ni ellos lo creen, es solo ruido, rabia e ignorancia, se ve el relato ultra. Señores y señoras midan sus palabras.
¿Qué pasa cuando elementos no votados por los ciudadanos, como algunos que portan mitra, o como algún miembro de la judicatura, pretenden influenciar en la gobernanza? 
He aquí algunas obviedades. El Poder Judicial: garantiza que instituciones y ciudadanos cumplan la ley, y protege sus derechos ¿Su papel?: comprobar que las decisiones se adecúan a derecho. Algunos jueces olvidaron el Art.  127 de la Constitución Española (CE): «Mientras se hallen en activo… no podrán pertenecer a partidos políticos…» «La ley establecerá el régimen que deberá asegurar la total independencia de los mismos»; ¡esas formas! El caso del CGPJ, Órgano del Poder Judicial, «el vigilante», cinco años de descuido en las cosas a que se está obligado, ¿pereza?; y algún otro juez que ahora sale por peteneras, ¡Uf!
Legislativo: el Congreso. Elabora las leyes de motu proprio o a instancia del ejecutivo, convalida o deroga; en suma: legisla, autoriza y ejerce control sobre el  Gobierno. 
El Poder Ejecutivo, El Gobierno: gestiona las acciones del Estado, administra y garantiza la voluntad popular que emana de las acciones del Congreso. Cuando el ruido avanza da un paso atrás; tal vez debiera, como decía Azaña, «sentar la mano». ¡Gobiernen! Tienen la potestad y obligación de ejecutar y hacer ejecutar las leyes. Fin de las obviedades.
Y los otros, ¿no tomaron nota cuando dijo a Pilatos: «mi reino no es de este mundo»?
Mala es la avaricia, ese afán desmedido de poder para controlar todos los resortes, para medrar y dirigir la vida de los ciudadanos. Malo cuando dos o más de los poderes del Estado se conchaban para gobernar y detenta el poder. No, no nos empujarán a la anomia. No es el caso español. 
A la luz de estos pecados y vicios debemos medir el comportamiento de quienes incendian las calles o el Parlamento, los que ostentan el poder desde el Gobierno y la Oposición. Recordamos a los jueces elegidos por las Cortes Generales que la justicia emana del pueblo (CE art. 117); implicar o implicarse como miembro de un órgano jurisdiccional es inapropiado y antidemocrático. Recuerden el articulo 127 de la Constitución a los jueces: no te metas en política. 
La amnistía es asunto difícil por aquello de que no está en la Constitución, para eso está el legislador y los contrapesos y mecanismos de los diferentes pilares del Estado. Todo lo demás es ruido; no volvamos locos al personal. Los indultos los concede el Gobierno, la amnistía se propone al Congreso que decide y después el Constitucional se pronunciará.
Sabemos que la derecha arremeterá por tierra, mar y aire y complicará la legislatura. Está en su papel y es legítimo. Utilizará el Senado para dilatar, pero sabe que no puede bloquear aquellas leyes que no les gusten. Cierta mesura nunca está de más, lo contrario producirá crispación  y cierto caos generando descontentos que no traerán nada bueno. Alguna Oposición debería estudiar sus estrategias, me recuerda al personaje de Quevedo, «Tiralapiedraescondelamano». 
La calle ocupada e incendiada por los ultras y alguna actuación judicial ¿han acelerado el acuerdo? 
Menuda legislatura nos espera. Y recuerden: cuando la derecha ocupa la calle, la izquierda inunda las urnas. Es historia. Habrá investidura, habrá Gobierno y legislatura. Y «vale», como decía Cervantes.