Amaya era una chica que quería salir de su pueblo para tener una vida diferente. Conoció a Eloy, que «le llenó de mariposas el estómago y, más tarde, de moratones el cuerpo y el alma». Amaya es la protagonista de 'Volveré a aprender' pero se podría haber llamado Miriam perfectamente. De hecho, en realidad se llamaba así porque este libro recoge la experiencia de malos tratos que Miriam González 'Mimi' vivió de manos de quien creyó era su príncipe azul y se convirtió en su verdugo y maltratador.
«Hace más de 15 años estuve inmersa en una aventura maravillosa al principio, terrorífica al final», cuenta esta abulense, periodista de formación y profesora de profesión, para explicar de qué va un libro que narra su historia de maltrato a manos de la persona a la que amaba. Ella estaba «convencida de que era temporal», de que la quería «con locura» y de que «sus celos desaparecerían el día que confiara» plenamente en ella. Pero eso «nunca ocurrió», reconoce Mimi al recordar su vida como víctima de violencia de género.
«Tu no vales para esto» o «cállate». Las frases con las que Eloy, también su novio, trataba de anular a Amaya, y a Mimi, fueron dando paso a los gritos. Y estos, a los «golpes y a las violaciones», recuerda la autora de 'Volveré a aprender' lo vivido con 22 años.
Sin embargo, pese a la violencia que sufría, Mimi nunca le contó a nadie lo que estaba pasando. Primero, «por miedo», reconoce, y segundo porque «si yo contaba todas las cosas que esa persona me hacía daba pie a que me juzgaran» y ella no era capaz de explicar por qué pese a los golpes y las agresiones sexuales no era capaz de romper con él.
Sin embargo, y pese a que ella decidió callar, una compañera de piso (Alma en la novela) se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo . «Hasta aquí hemos llegado. Hay que denunciar», recuerda la frase que le dijo esa amiga que le ayudó a cortar con su maltratador y que se convirtió en su ángel.
«Cuando le dejé, durante mucho tiempo no salía a la calle porque sabía que iba a venir a por mi; estaba absolutamente convencida de ello», recuerda Mimi como el miedo continuó en su vida durante mucho tiempo a pesar de que su ex novio ya había salido de ella.
Y aunque la historia de 'Volveré a aprender' es autobiográfica, su autora reconoce que el final de la misma no se corresponde con su realidad, sin adelantar más sobre lo que en la novela pasa con Amaya una vez que decide dejar a Eloy.
«No fue fácil, miré muchas veces al abismo y me quise ir con él, grité de angustia y tirité de miedo. Volver a aprender me costó años y este libro duele. Sigue doliendo», asegura Mimi para tratar de explicar por qué contar su historia le ha llevado tanto tiempo. A atreverse a compartir lo que le pasó le ha animado el hecho de que cada vez se escuchan más historias similares, incluso por parte de sus alumnas, reconoce. «Trabajo en un instituto y a veces escucho o veo situaciones que me dejan perpleja, que me hacen pensar que no hemos avanzado nada, que viene una hornada de machos dispuestos a todo. Me da mucho miedo», asegura esta abulense que trabaja como profesora en un centro educativo de Madrid.
Aunque lo que definitivamente le llevó a escribir este libro fue enterarse hace diez años, cuando estaba embarazada, de que lo que iba a tener era una niña. «Quise que mi hija supiera que hay banderas rojas que no se pueden tolerar», cuenta Mimi sin evitar contener las lágrimas y antes de recordar que todos los beneficios de su libro, que su hija aún no puede leer pero que espera ella y otras muchas niñas lean algún día para saber lo que no hay que permitir, se destinará a la Asociación Mujeres Unidas contra el Maltrato (MUM). El libro está disponible de momento en la web mimigonzalez.es.
que sirva de ejemplo. «Me encantaría saber que contar mi historia no ha sido en balde. Me gustaría que un par de personas abrieran los ojos y salieran de esa situación de mierda, perdón, por la que están pasando», asegura Mimi, quien de su maltratador no volvió a saber nada pero que está convencida de que si éste leyera el libro ni siquiera se vería reflejado en Eloy. «Era un narcisista y tenía una visión distorsionada de la realidad», asegura al hablar de aquel príncipe azul que en realidad era un sapo esta abulense que quiere que su caso sirva de ejemplo para que nunca más ninguna otra mujer justifique que el amor duele en el alma y en el cuerpo.