«Lo primero que tienen que aprender los niños es a ser niños, no adultos», afirma el maestro Antoni Benaiges en una de las primeras escenas de la película El maestro que prometió el mar. No es una película que se ajuste exactamente a los hechos, pues hay algún personaje inventado –la criada–, otros modificados –el niño que vivió con él–, el hecho de su asesinato, que fue más cruel… En el libro Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar, de Francesc Escribano y otros, se indaga en la biografía de este maestro y se hace un retrato bastante fidedigno de su estancia en el pueblecito de Burgos donde ejerció durante dos cursos escolares, entre los años 34 y 36.
Durante cuatro décadas he ejercido el que considero que es el mejor trabajo del mundo, ser maestro, y hace un tiempo estoy inmerso en una investigación acerca de los maestros y profesores abulenses durante la II República y la Guerra Civil, y que verá a la luz en formato de libro para esta primavera. Por este motivo, hace un tiempo leí el libro en el que se basa la película y así pude saber que Antoni Benaigues había nacido en 1903 en el tarraconense pueblo de Mont-roig del Camp y que era hijo de padres campesinos. El padre muere cuando Antoni tiene 12 años y ha de ayudar a la familia en las tareas de campo, compatibilizando trabajo y estudios nocturnos. En la familia de su madre hay varios maestros, entre ellos su tía Dolors.
Antoni estudia por libre el primer año de Magisterio y viene, en 1925, a examinarse a la Escuela Normal de Ávila, donde su tía Dolors era profesora de Labores, Economía y Trabajos manuales. Dolors Nogués Sardà -según mis investigaciones-, nace en el mismo pueblo que su sobrino. En 1924 obtuvo una beca para estudiar durante 8 meses en Francia, Bélgica y Suiza. Los informes que obtuvo hicieron que la ampliaran la beca un año más, por lo que no ejercería de hecho en el año que su sobrino visitó nuestra ciudad para examinarse. En 1928, la imprenta abulense Senén publicó su libro sobre las ciencias y artes del hogar en cinco diferentes países europeos. En el 32 participa con Teatro y Coro en las Misiones Pedagógicas.
Al inicio de la Guerra Civil, Dolors es destituida por ser «De significación izquierdista y acentuadas tendencias catalanistas… Está en estrecha relación con los dirigentes del izquierdismo abulense», según los informes acusatorios. Dolors es posible que salvara su vida al no encontrarse en nuestra ciudad al darse el golpe militar, pues el compromiso con los ideales republicanos de alfabetizar y culturizar a la población lo compartía Dolors, que daba clases altruistas de alfabetización para mujeres en la Casa de la República abulense.
La película aborda cómo durante la II República se intentó mejorar la enseñanza y, con ella, el futuro de España, así como el terrible fin de ese sueño. Antoni pudo pedir traslado, pero no lo hizo. Según una carta suya a un amigo, «Este pueblo no tiene agua, no tiene luz, ni tiene caminos… y, sin embargo, aquí me quedo. Veo claro cómo me voy haciendo luz en cada uno de estos chiquillos y chiquillas y me hago luz también en el pueblo… Vivo sencillamente, ampliamente, intensa y libremente. Vivo la vida sincera. La mía, dándome a los demás. ¡No me muevo de Bañuelos de Bureba!» Nunca pudo Antoni llevar a sus alumnos a ver el mar, tal como les había prometido. Sus restos, nunca encontrados, en algún lugar no muy lejano a su querido pueblo se habrán ido haciendo tierra.