Es cierto que un solo incendio ya es demasiado pero también lo es que los datos de este verano son mucho mejores que la situación prácticamente catastrófica que se vivió durante 2019.

Entre los meses de junio y septiembre de este año, el tiempo que se puede considerar de alto riesgo, se han registrado en Ávila 70 incendios, según los datos hechos públicos por la Junta de Castilla y León. Esto supone un 38,6 por ciento menos que los 114 que hubo durante este periodo el año anterior. Pero aún más significativo es ver lo que sucede con la superficie quemada, que al fin y al cabo es lo que va a quedar en la tierra. En este caso, en estos cuatro meses se han quemado cerca de medio centenar de hectáreas, muy lejos de lo que sucedió en 2019 cuando se superaron  las 2.800.

Hay que tener en cuenta que el pasado año se vivió un verano especialmente negativo en este tema, ya que se produjeron varios fuegos de importancia, en especial el que hubo en la zona de Gavilanes a finales de junio y que se convirtió en el único de Castilla y León que ese verano superaba las 500 hectáreas, ya que se acercó a las 1.500. Pero no fue el único, ya que varios alcanzaron el nivel 1 de peligrosidad y se vivieron situaciones complicadas en  El Hoyo de Pinares, El Arenal, Sotillo de la Adrada, Poyales del Hoyo, Navalacruz o El Raso (Candeleda). 

Pero parece que este verano los incendios forestales han dado un respiro, aunque siguieron afectando a ciertas zonas de arbolado, monte bajo y pastos. Fue en monte bajo donde hubo más superficie quemada, con casi 21 hectáreas por las 20 de pastos y las 4,20 de arbolado.

Si lo que se mira es lo que va de año, es decir, los incendios registrados desde enero a finales de septiembre, en la provincia abulense se contabilizan 93 fuegos que afectan a más de 179 hectáreas de terreno. De nuevo es monte bajo lo más incendiado y en el caso de zonas arboladas, donde destaca el valor ecológico, se han quemado más de 38 hectáreas.

De estos incendios, 75 son los denominados conatos, es decir, que quemaron menos de una hectárea. El resto fueron 14 incendios entre una y cinco hectáreas y cuatro que superaron esa última cifra.

En Castilla y León, en los nueve primeros meses del año se registran 826 incendios, con 569 de ellos como conatos. Las hectáreas quemadas superaron las 4.300.

Entre los distintos fuegos producidos solo uno superó las 500 hectáreas. Si el pasado año fue el de Gavilanes, este año ha sido uno en Zamora, en Gallegos del Río, que quemó más de 1.000 hectáreas y cuya causa probable es una negligencia.

Algo muy extraño tendría que suceder para que Ávila no termine el presente año con datos mucho mejores en cuanto a incendios que los del año anterior. 

En 2019 el total de fuegos en Ávila fue de 215, de los cuales 168 fueron conatos y 47 ya incendios como tal.

En cuanto a la superficie afectada, fueron más de 3.700 hectáreas. De ella hay una parte forestal, con más de 3.000 hectáreas, con zonas de arbolado, pasto  y matorral. Pero no se puede olvidar la parte no forestal, principalmente agrícola, con más de 281 hectáreas quemadas.

En Castilla yLeón el pasado año se registraron 1.710 incendios, con más de medio millar con la propia calificación de incendios, mientras que el resto eran conatos. En superficie quemada esto se traduce en 11.688 hectáreas arrasadas, casi 10.100 de ellas de carácter forestal.