El padre de Luis, como prácticamente todos los padres y abuelos de Casavieja durante una época, era cabrero. Fue él, aprovechando esos ratos libres en el monte cuidando a las cabras quien le hizo a su hijo la primera zambomba, una tradición muy arraigada en pueblos como éste en el que los progenitores solían aprovechar la madera que encontraban a su y la piel de sus animales para construir este instrumento tradicional que luego regalaban a sus vástagos. Solía, porque en Casavieja ya hay pocos pastores y menos padres aún que hagan zambombas a sus hijos. Sin embargo, y aunque aquí los vecinos ya se dedican a otras actividades, en este pueblo la tradición musical no se ha perdido, especialmente la de tocar la zambomba. Prueba de ello es que en un pueblo con 1.400 vecinos unos 250, y de todas las edades, son zambomberos y forman parte de alguna de las cuatro agrupaciones musicales de este tipo existentes en la localidad.
Y aunque en Casavieja hay mucho zambombero solo hay un vecino que se dedica a fabricar este instrumento tradicional. Es Luis Hernández Arribas, al que todos conocen como Cachorro, y que se ha convertido también en el único constructor de zambombas de esta zona de la provincia de Ávila.
Cuenta Luis que la primera zambomba que construyó la hizo a petición de un amigo hace 20 años y que desde entonces ha perdido la cuenta de cuántos instrumentos de este tipo ha hecho porque pronto se corrió la voz de que 'Cachorro' hacía zambombas y desde entonces los encargos no dejaron de llegar. De hecho, este artesano no solo vende sus zambombas a vecinos del pueblo sino que muchos encargos le llegan de fuera de la provincia de Ávila y de rincones tan dispares como Barcelona, País Vasco o Ciudad Real. Esa popularidad que tiene su trabajo, reconoce, tiene mucho que ver con la fama que en los últimos años han adquirido los zambomberos de Casavieja, que han comenzado a actuar por distintas partes del país donde el público descubre sorprendido la zambomba, tal y como apunta Guillermo Rollón, el presidente de la agrupación Pastores de Casavieja, que reconoce que muchas veces tras las actuaciones la gente les pregunta por este curioso instrumento, dirigiéndoles siempre al artesano local.
El último constructor de zambombasEs más, las zambombas de Luis 'Cachorro' están también en algún museo de instrumentos tradicionales y etnobotánicos, lo que para este artesano no deja de ser un honor.
tradición. «En Casavieja es habitual regalar una zambomba a los niños cuando tienen dos o tres años; es un detalle muy bonito», reconoce el presidente de Pastores de Casavieja que señala que, lógicamente, detrás de todas ellas están las manos expertas de Luis que justamente porque la fabricación de las zambombas es totalmente artesana, y además muy personalizada, trabaja por encargo.
Cuenta Luis que aunque él elabora las zambombas como lo han hecho desde siempre los pastores ahora tiene más dificultad para utilizar los materiales que en origen estos empleaban en la construcción del instrumento. Así, en el bombo, que originalmente solía ser de corcha de alcornoque Luis emplea madera laminada o flexible, más fácil de trabajar y de encontrar. También más difícil lo tiene ahora este artesano, reconoce, para conseguir la piel con la que se hace el tambor, ya que antes los pastores empleaban para ello la de sus propias cabras. Ahora Luis recurre a los pocos pastores que quedan pero también a guarnicionerías y curtidores, debiendo en alguna ocasión sustituir la piel de cabra por la de oveja o corzo, cuenta. El proceso de elaboración concluye con la decoración de las zambombas. Y es que este instrumento se personaliza de tal modo que no hay dos zambombas iguales. De pintarlas y colocar las cintas se encarga Leticia Martín 'Cachorrilla', sobrina de Luis y que es quien personaliza según los gustos del futuro propietario cada instrumento.
El último constructor de zambombasLa piel, y que ésta esté bien tensa, es clave para que la zambomba suene de un modo u otro, como reconoce el presidente de Pastores de Casavieja que explica que la característica vibración de la zambomba se produce por el roce de la caña en la piel que se ejerce con las manos mojadas.
Luis, que también elabora panderos por encargo, ofrece tres tamaños de zambomba cuyos precios oscilan entre los 70 euros del formato infantil y los 160, del tamaño más grande.