En un día como éste, víspera de Navidad, creo que toca para esta colaboración periodística una postal navideña, una historia que haga pensar y celebrar lo mejor de nosotros; que lo hay, seguramente más que los defectos que padecemos. Una postal que se puede encontrar donde menos lo esperamos. Por ejemplo, en la Asamblea que la Institución Gran duque de Alba celebró el pasado sábado, 21 de diciembre en el Auditorio de Candeleda. No parece muy navideño, pero sigamos adelante.
Allí nos recibió un día soleado y agradable de invierno, de esos que no son raros en las teóricamente frías tierras de Ávila. Al fondo el imponente macizo de Gredos, sin una mota de nieve. De postal navideña fue también el encuentro y la actitud de los representantes políticos allí presentes. La cordialidad que mostraron, por ejemplo, el presidente de la Diputación y el alcalde de Candeleda en la mesa presidencial. Dos autoridades pertenecientes a distintos partidos, lo que no les impidió conducirse con la amabilidad y el respeto que dos personas, que representan a instituciones y ciudadanos, se mostraron. Y como ellos, los demás asistentes.
Es su obligación, podemos pensar, pero en estos tiempos que corren, ese comportamiento cortés y amable, esa civilizada convivencia en el ámbito de la vida política y social, parece como de otro planeta, de otro tiempo. Pero es alentador. Tristes tiempos en los que es preciso subrayar lo obvio.
De postal navideña fue también el desarrollo de una Asamblea en la que se dio cuenta de las actividades de la Institución durante el año 2024 y la incorporación de nuevos miembros. Una de ellas, Ana María Alonso, en su discurso, puso de relieve la importancia de que en una provincia de poco más de 150.000 habitantes, como la nuestra, haya más de 500 personas con una notable formación académica y experiencia investigadora, dispuestas a trabajar y poner su talento al servicio de la sociedad abulense en las más diversas especialidades científicas y de humanidades. De postal navideña, en el sentido más noble de la palabra, la apuesta por la cultura que hacen estas personas y la Corporación provincial, a través de instituciones como la Gran Duque de Alba. Demuestran que la Cultura en letras mayúsculas y en su ámbito más amplio, es una inversión de futuro y que creen en ella.
Y, por último, pero no menos importante, el homenaje que la Institución rindió a los miembros que nos dejaron durante el año 2024. Especialmente a Luis Garcinuño González, que fue su secretario entre 1984 y 2017. Más de treinta años al servicio del desarrollo cultural y científico de Ávila, por el que nunca dejó de trabajar. Fue un acto especialmente hermoso y emotivo que su familia nunca olvidará. Homenaje más que merecido a una persona buena, honesta y generosa, y a un gran profesor. Un hombre que dedicó su vida a una profesión desgraciadamente denostada en estos tiempos como es la enseñanza, y que sin embargo es una de las actividades más nobles que puede ejercer un ser humano: enseñar a sus semejantes.
Este cronista salió de la Asamblea con un sentimiento poco habitual de gratitud. Contento por haber vivido una ceremonia sin duda formalista, convencional, pero en la que se encontró con todas estas formas de amabilidad, cortesía y emoción que siglos de civilización nos han regalado y que cada vez escasean más. Porque con ellas se pueden expresar los sentimientos más nobles y las emociones más delicadas. También canalizar las diferencias, los distintos intereses y puntos de vista. Sin olvidar nuestra condición de personas y de ciudadanos capaces de convivir desde el respeto, de afrontar en común objetivos y problemas. La democracia es también buena educación y modales con todo el mundo. Especialmente con quienes no piensan como nosotros.
Una Asamblea que dice algo bueno de nuestra tierra y de nuestra gente. Sabemos vivir y comportarnos. Esta es una tierra de gente cabal. Una postal navideña, ya les decía. Que el señor también puede andar entre pucheros y entre Instituciones como la Gran Duque de Alba. No renunciemos a la convivencia y al afecto. Debemos poner todo de nuestra parte para ser mejores. Por ahí empieza el verdadero triunfo.
Feliz Navidad.