Domingo del Prado

Los lunes de Domingo

Domingo del Prado


La gran partida del Chico

22/04/2024

Voy a contarles a ustedes

una partida de cartas

que desde hace casi un mes

en El Chico se jugara,

en el muy noble y leal

Ajuntamiento de Ávila

del Rey y los Caballeros

y de la Reina y sus Damas

—nombre que las feministas

hace poco actualizaran—.

De los sótanos del Chico

no había ni un duro en la caja

y Ávila, pobre y famélica

estaba casi arruinada,

con sus carnes malheridas

llenas de hoyos y zanjas.

Sin vergüenza, el buen alcaide,

muy triste se lamentaba:

—Ayúdenme, concejales,

la pasta se nos acaba…

¿Qué hacemos con la que queda

en nuestras maltrechas arcas?

Apóyenme, deben darme

su emoción de Confianza.

Aprueben mis presupuestos,

todo sea por mí y Por Ávila.

Mas el pleno no tragó

y todo quedose en nada.

Desesperado, el alcaide

una solución hallara

y presto el avión cogiera

en el Suárez-Barajas

y va al instante hasta Roma

a pedir auxilio al papa:

—Pídole, buen Papa Paco,

que un milagro Vos nos haga,

y que convierta en monedas

las piedras de la muralla.

Mas Francisco le contesta:

—Nada puedo hacer, Por Ávila.

Al cabo de un par de días

el alcaide regresaba

con las maletas vacías

de dinero y esperanzas.

Reuniose de nuevo el pleno

del Chico, en la mesma casa,

buscando una solución,

pues los cuartos más menguaban…

—¡Ay! ¿Qué haremos con los pocos

que quedan en nuestras arcas?

Y la solución hallaron

de forma unánime y clara:

—Lo jugamos todo al mus

y el que gane, lo reparta.

Ansí que los presupuestos

—o sea, repartir la pasta—,

en la taberna del Chico

lo jugaron a las cartas.

—¡Están las arcas vacías!

—¡Vaya por Dios y Por Ávila!

Eran cuatro los partidos

que en aquella mesa estaban

jugándose los escasos

dineros que allí quedaban.

Por un lado, PEPE y VOX,

por otro, PES-OE y PORÁBULA

Los gritos y los insultos

se oían fuera de la tasca.

El buen alcaide,  creyéndose

el amo de la baraja

embarajó con estilo,

aunque sus manos temblaran:

—Jugáis los tres contra mí,

y eso es abusar, caramba!

—Reparta cartas, Cabrera,

y déjese de chorradas…

—¡Pues usté, cómprese un traje,

no debe venir con chándal!

Al instante, POR-Elsoe

protesta doña E. Va Arias,

—Yo tengo una carta menos,

las cartas están mal dadas.

Asienten los de POR-Pepe

—los de la Licia Fugada—

y también los de POR-Vox:

—Tié razón la concejala,

ha dado mal don Cabrera;

además, nos hace trampas,

pues le he visto de reojo

que tiene un as en la manga.

—Dé bien, Sánchez, otra vez.

—Vamos, Cabrera, reparta.

—Yo reparto como quiero,

y usted, chitón, chist, se calla.

Cartas reparte de nuevo

a todos los de la tasca

y otra vez la oposición

protesta, grita y exclama:

—¡Tonto, usted no sabe dar!

—¡Ni zorra idea tiene, basta!

En plena lucha y fragor

sus espadas desenvainan

y prodúcese un tumulto

que a la ciudad acobarda,

y se arma tal guirigai

que las murallas traspasa.

Y allí sigue la partida,

¡vaya partida más mala!

¡Vaya atajo de membrillos!

¡Vaya mier… de jugadas!

Pásanse las horas tristes

jugándose a la baraja

los pocos cuartos que quedan

allí, del Chico, en las arcas.

Quién ganará ¿Chi lo sá?.

Solo le pido a esa "banda"

que, al fin, se pongan de acuerdo,

POR-Nuestro bien y POR-Ávila.

ARCHIVADO EN: Papa Francisco, Roma, Vox