-¡Adolfo! ¡Claudio!, buenas noches desde la girola.
-«¡Don Alonso! Qué gran alegría me produce que se una a nuestras tertulias, aquí dos humildes presidentes seguro que consiguen más luz en nuestras charlas con sus aportaciones», afirma Sánchez Albornoz.
- «Amigos abulenses, tres grandes defensores de la democracia unidos entre los muros de esta fortaleza, a modo del Castillo Interior del que hablaría santa Teresa», suscribe Suárez, quien humildemente reconoce haber escrito menos pliegos en su vida que sus dos compañeros de conversación
- "Mis criterios de democracia, bien entendidos, se dirigían a mi oposición al excesivo centralismo del Papado en el viejo continente pero, por lo que veo a lo largo de los siglos, poco han cambiado las ansias del poder a la hora de regir los destinos de los cortesanos", incide el de Madrigal
- "Monseñor Tostado, que así ha pasado a la historia, yo luché contra dos dictaduras, casi dando la vida por la democracia y la República" -apunta Sánchez Albornoz
- Aquí uno de Cebreros quiso conducir al país a la etapa democrática, de consensos y con la Constitución de 1978 la más duradera, como santo y seña, de una España condenada a pegarse
- Eso me parece escuchar en boca de cuantos se acercan por mi zona, que definen este templo del Salvador como emblema de concordia, gracias a lo que se encuentran en el claustro.
- "Hay una larga lista de abulenses que a lo largo de nuestro siglo XX han hecho del ánimo por la sana convivencia una forma de vida, desde la Teología de Alfonso Querejazu, Baldomero Jiménez Duque u Olegario González de Cardedal. Toda una escuela de la que luego han destacado ilustres seguidores. Bueno, a modo de anécdota: cuatro obispos conviven ahora mismo en Ávila, fíjese", sostiene don Claudio.
- Qué decir de buenos compañeros de unos y otros partidos, como Agustín Rodríguez Sahagún, Daniel de Fernando, Máximo Iglesias, Jerónimo Nieto, Serafín de Tapia, Feliciano Blázquez o Teófilo Hernández. En un momento, he mencionado políticos que, desde distintas formaciones, supieron trasladar las demandas de los abulenses a distintas instituciones, dice Adolfo.
- A mí me han llegado escritos de Jorge Santayana, Jacinto Herrero o José Jiménez Lozano y he disfrutado de lo lindo, porque para escribir tanto como se dice que hice a lo largo de mi vida, también hay que seguir leyendo, y a eso me dedico ahora desde que partí de Bonilla a los cielos, subraya el Tostado.
- ¡Los cielos de Ávila! Ya fueron soñados por Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, trasladados a esta atmósfera catedralicia desde las partituras de Tomás Luis, y siguen permitiéndonos soñar, reitera el primer ministro de la República en el exilio.
- Don Claudio, usted seguirá siendo un soñador toda la vida (eterna), y yo seguiré prometiendo una y otra vez, porque puedo dar fe de que cumplí. Ojalá los que están ahí fuera sigan soñando con un Ávila y una España mejor y lo hagan desde el acuerdo. La tierra da muchas cosas: Deseo que luchen por esta provincia, que se nos despuebla. A eso están obligados si quieren seguir siendo caballeros y leales. ¡Hasta la próxima!