Los abulenses, sobre todo los que vivimos en la capital, tenemos preocupaciones y necesidades más importantes, aunque los políticos no quieran verlas, que la del destino final del palacio de Los Águila, cedido, hace casi cuatro décadas, por su propietaria, la duquesa de Valencia, al Estado con la finalidad de instalar en sus dependencias un museo, que también mostrara las muchas buenas obras de arte y otros enseres que allí había y ahora están guardados y custodiados en el palacio de Polentinos. Años más tarde, concretamente en 1998, como nos recordaba Pablo Serrano en su 'Carta del director' el pasado domingo, la entonces ministra de Cultura, Esperanza Aguirre y el, en ese año, presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, suscribieron un Convenio por el que «el palacio de Los Águila pasa a ser espacio adscrito al Museo Nacional del Prado».
Desde entonces hasta la fecha ha llovido mucho y los gobiernos presididos por el Partido Popular y Partido Socialista no han hecho algo más que, cuando llegaban al Ejecutivo, guardar en los cajones ese proyecto –no les gustaba porque no era suyo– y al poco tiempo lo sacaban nuevamente a la luz con modificaciones y promesas de su pronta realidad. Una realidad que lleva alargándose bastantes años y ya huele a podrido, al menos en lo que se quería fuese el destino inicial de esa casa-palacio de María Luisa Narváez.
Hace unos días, el ministro de Cultura acudió, por primera vez, a la localidad alcarreña de Guadalajara para presentar oficialmente el Prado Extendido en el palacio del Infantado, que albergará obras de la pinacoteca madrileña. Miguel Iceta recalcó que este proyecto supone el compromiso del Museo del Prado a hacer acuerdos que den sentido a esa cesión de obras, pero que también obliguen a «su custodia, al cariño, a su difusión y al tratamiento adecuado de obras únicas e irrepetibles. Nuestra vocación es que las obras estén lo más cerca posible de la gente de acuerdo con la historia, para cumplir con nuestra obligación de dignificar la cultura».
Esta visita ha saltado la alarma en los medios y ha «escocido» a los políticos abulenses. Pronto el alcalde de la capital envió una carta al ministro de Cultura, quien aún no ha venido a Ávila, para mantener una reunión y conocer los planes que tiene su departamento para el palacio de Los Águila con respecto al Museo del Prado. También el presidente de la Junta de Castilla y León ha pedido encontrarse con el ministro Iceta para que «la extensión del Prado en el palacio de Los Águila sea una realidad inminente». Reunión que, al parecer, se producirá en próximas fechas, pero no con la asistencia del primer edil de nuestra ciudad.
La candidata del PP a la alcaldía y diputada nacional mantuvo una conversación en el hemiciclo del Congreso con el titular de Cultura pidiéndole se «aceleren» las obras del palacio y se mantenga el proyecto de 2018 para el museo del Prado en Ávila, de tal manera que las obras de esta pinacoteca lleguen de forma «exclusiva» a nuestra capital.
Los socialistas defienden que este proyecto, aún en ejecución, sea para Ávila y tenga la mayor vinculación con el museo madrileño, aunque «está costando». Así lo manifestó el secretario provincial del PSOE abulense, después de conocer el Prado Extendido en Guadalajara. Dijo que la inversión millonaria que el Gobierno está llevando a cabo en la rehabilitación y acondicionamiento de Los Águila es para que no sea solo una sala, sino que se dé «un paso más». Una realidad, dijo, lo antes posible, aunque lo importante no es la prisa, sino que tenga la riqueza museística que merece nuestra Ciudad. El subdelegado del Gobierno ha dicho que no existen cambios, ni novedades, respecto al proyecto de 2018 por lo que no entiende la polémica suscitada y que la vinculación del palacio será con obras del Museo del Prado.
Dos décadas y media de promesas incumplidas y proyectos escondidos para ver la luz a conveniencia de quien gobernaba, tanto por parte del Partido Socialista como del Partido Popular. No tienen algo que echarse en cara. Los dos son culpables de esta larga y mala situación que tanto está perjudicando a Ávila y que a muchos abulenses empiece ya a traernos casi al pairo el incierto futuro del edificio en la calle de López Núñez.
Pronto se cumplirán veinticinco años de engaños, falsos compromisos, desidia y escaso interés de los políticos por reabrir las puertas del palacio de Los Águila. Será una fecha para celebrar las bodas de plata de la informalidad.