En Ávila, hasta después
de La Santa, nada empieza.
Más, una vez que ha salido
en la procesión Teresa
—yo viera que no saliera,
por lo mucho que lloviera—,
una nueva temporada
con el romance comienzan
estos «Lunes de domingo»
que ayer Domingo escribiera.
El Dire, señor Serrano
llamó otra vez a mi puerta
y aquí me invitó a escribir,
los lunes, cada quincena.
Ansí que, obediente, cuento
los sucesos de estas tierras.
Hablaré de los políticos,
esos que nos desgobiernan;
de polémicas y líos
por Llión y por Castiella;
de las zanjas y agujeros
del edil Ese-Cabrera,
y de muchas otras cosas
que por aquí sucedieran…
Mas hoy no espero, lectores
que estos versos les diviertan.
Esta columna de broma
hoy la hago de forma seria,
porque no puedo olvidarme
de las gentes de Valencia
y es complicado escribir
dolido por la tragedia.
Ante tan grande desastre
los políticos dan pena,
con trifulca tras trifulca,
enzarzados en peleas…
Y en vez de arrimar el hombro,
cruzados de brazos quedan.
Mientras la terrible DANA
arrasa y de muertes llena
nuestros políticos, NADA,
de la DANA ni se enteran.
¡Qué pachorra, qué desidia!
¡Qué caradura, qué geta!
Cuando el primer día los muertos
ya se cuentan por decenas,
la ley de la ERRETEÚVE
en el parlamento aprueban
sin suspender la sesión.
¿Qué pretenden, en qué piensan?
¡Ellos están a lo suyo,
lo otro, no les interesa!
Solo piensan en sus votos
o en llenar su faltriquera.
Que si el Mazón, que si el Sánchez,
que si La Moncló o Valencia…
¡Todos son incompetentes,
aunque tengan «competencias»!
¡Qué políticos, qué tropa!
¡Tienen horchata en las venas!
Don Pedro no manda a nadie
si El Mazón no se lo ruega.
Mas al sexto día, ya tarde,
hasta el punto cero llegan,
El Pedro, El Mazón y El Rey
—que reina, mas no gobierna—.
Mientras El Rey da la cara,
junto a la embarrada reina,
por patas se fue Don Pedro
y se largó a la carrera;
no quiso hundirse en el fango,
porque, quizá, ya se encuentra,
presuntamente enfangado
de los pies a la cabeza.
Don Pedro se fue por patas
o, mejor dicho, por «piernas»
que «patas» es de animal
y piernas mejor le queda,
que yo no quiero ofenderlo
y aquí me muerdo la lengua.
Unos por otros, la casa
sucia y sin barrer la dejan.
Si yo tuviera una escoba
daríales en la cabeza
un cariñoso escobazo,
por si con él escarmientan.
¡Pónganse de acuerdo, cogno!
¡Actúen! ¿No les da vergüenza
de ver a los voluntarios
que, solidarios, se entregan
dando ejemplo cada día
de eficacia y eficiencia?
A ver si ya de una vez
los mandamases se enteran.
Pero no, pues todos ellos…
¡Tienen orxata en las venas!