Ávila. Aquí nací, ya va para 43 y tan lechuga. O al menos eso creo y veo. Con cosas. Pero pocas. Aquí está mi familia heredada. Aquí vuelvo siempre que me encuentro perdida. Di mis primeros pasos físicos, mis primeros cumpleaños, mi primer amor. Salidas nocturnas y ceremonias diurnas. Aquí soy María Pilar. Me fui con 18 y volví con 34. Has visto nacer y perecer el amor. Has visto nacer a mis dos hijos. Has visto morir a mis tres perros. Eres sosiego y estabilidad. Sé que hay cosas que nunca cambiarás y algunas están bien pero otras deben avanzar. Al regresar te rechacé, lo sabes y no lo siento. Necesito más de ti. Lo intenté. Pero no responden. Y no porque haya mucha oferta. Porque no se mueven. Dejé de intentarlo. Para mí. Para nosotros. Debía dejar de pretender que fueses alguien que no eres. Al menos de momento. Me he acomodado. Ya no lucho porque crezcas. Aunque quizá me meta en política. Porque si quiero algo de ti quizá lo consiga desde dentro. Todo se andará.
Madrid. Mi Madrid. Me convirtió en la mayor parte de la persona que soy hoy. 7 años de trabajo, estudio y mil cosas por hacer que hago ahora. Madrileña de adopción. Porque yo lo digo. Aquí soy una persona de museos, de conciertos, de cocina exótica. De tiendas frikis y paseos interminables. Aquí soy Pilar. Tengo parte de mi familia elegida. Alguna ya no está. De las cosas más difíciles que he hecho. Cuida de tus peques, me dijiste. Lo llevo grabado en mi corazón. A Madrid vengo a respirar novedad. Antes me mostrabas por dónde iba la moda, cómo vestían los modernos, Malasaña, Lavapiés. Ahora no consigo ver nada. Algo le está pasando a mi Madrid que está cambiado. Y aún no sé qué es. Y voy para andar contigo e intentar saber qué sucede. Las tiendas son todas iguales, ya no hay tanta originalidad. Queda Chueca. Aún veo cosas diferentes. Barrio donde, cuando sea mayor, si algún día lo soy, me gustaría vivir en un ático con piscina. Soñar es gratis ¿no?
Barcelona. ¡Ay Barcelona! Tanto qué decirte y no sé cómo. ¿Sabes cuándo a alguien no le gustan los perros y Toby no hace nada más que estar a su lado para que se dé cuenta de que es un amor y lo quiera? Pues así es nuestra relación, Barcelona. Y mira que me gustas. Pero fue muy difícil estar contigo. 2 años y no fuiste muy amable. Ahora no haces más que gritarme para que vaya. Y voy, sabes que voy. La pasada semana me diste lo que te pedí hace 8 años. Quizá no supe verlo. Quise ir a los lugares de siempre. Pero me hubiera hecho perder el tiempo. Y no me sobra. Contigo fui alguien gris, triste, que luchaba por algo que ni con milagros podría resucitar. Estaba muerto cuando llegué y me fui para enterrar su cadáver. No sin dolor. Ahora he podido ir, al fin, a visitar el cementerio de Montjuic. Contigo aún no sé quién soy. He pisado tus grandes avenidas esta vez sabiendo que solo estaba yo. Aunque con red de seguridad. A quien le agradezco su hospitalidad y el haberme acogido entre su familia elegida como si nada. Sin mayor importancia. Porque nada la tiene.
Soy tantas ciudades como sitios en los que he vivido de forma intensa. En cada lugar me dan la oportunidad de ser y no ser a la vez.
Ninguna conoce las demás caras del prisma. Quizá ni yo. Porque ¿Quién soy?