El objetivo declarado de Israel en su guerra contra Gaza es acabar con Hamás, que domina la Franja desde 2007. Pero si lo consigue, probablemente mediante una amplia intervención terrestre, ¿qué viene después?
«La zona debe ser desmilitarizada. ¿Cómo? Acabar con Hamás en la Franja no quiere decir que no vuelva a formarse uno o dos años más tarde», resume el analista Adi Schwartz.
Y esto debe quedar totalmente descartado para un país traumatizado por el ataque brutal de la milicia extremista, que masacró a más de un millar de civiles para luego plantar batalla al Ejército de Tel Aviv durante tres días en territorio israelí, llevando la cifra total a más de 1.400 muertos, además de la toma de unos 250 rehenes.
Yossi Kuperwasser, antiguo director general del Ministerio de Asuntos Estratégicos, lo tiene claro: «Israel se debe quedar en Gaza. No se puede fiar uno de los palestinos, de ninguno». Además, da por hecho que una invasión terrestre de la Franja tendrá lugar pronto, porque es imposible vencer a Hamás solo mediante bombardeos aéreos.
«Si nos retiramos, formarán una nueva organización similar. Tampoco podemos entregar el territorio a la Autoridad Palestina, porque ellos tienen la misma ideología enfocada en destruir Israel», opina, pese a que en Cisjordania, el Gobierno hebreo colabora estrechamente con Fatah, partido enfrentado con Hamás.
Schwartz ve posible, sin embargo, copiar el modelo: «Tal vez baste con mantener mayor control sobre la frontera egipcia, por donde se efectúa la mayor parte del contrabando de armas», sobre todo a través de túneles que conectan Gaza con puntos dispersos en el Sinaí.
Aventura que «si se controla esta frontera, quizás se pueda garantizar la desmilitarización de la Franja mediante incursiones diarias, como en Cisjordania», donde existe una Policía palestina con control sobre islotes del territorio, pero las fuerzas israelíes irrumpen con frecuencia en estos enclaves autogestionados para detener a supuestos militantes o destruir casas de familias que tienen un miembro implicado en un ataque.
Kuperwasser es más escéptico y evoca incluso la opción de que, destruido Hamás, algún país árabe pudiera hacerse cargo de este territorio costero de 40 kilómetros de largo por 10 de ancho - Egipto lo administró de 1948 a 1967 - o que una organización internacional lo gestionara, pero la descarta: «Nadie quiere Gaza. Nadie. Nosotros tampoco. Pero es nuestra obligación estar ahí, queramos o no», asegura.
Que no vuelva a pasar
Pero ¿quién construirá carreteras o gestionará hospitales? «De estas tareas se podría ocupar cierta administración civil palestina, pero la seguridad debe estar en nuestras manos», responde.
La solución debe ser mucho más radical, opina Ronit Marzan, académica de la Universidad de Haifa. «Si los palestinos se quedan en Gaza, será muy difícil para Israel. Y sería todo otra vez exactamente lo mismo. Israel no puede permitir que esto vuelva a pasar», afirma.
«El mundo debe entender que hay que poner fin al sufrimiento de Gaza. Los palestinos ya no pueden quedarse allí. Israel tendrá que tomar la Franja, derrocar el régimen de Hamás y luego debe convencer a la gente allí que si quieren tener una vida agradable, tienen que abandonar ese enclave», sentencia la profesora.
«Incluso si volvieran, Gaza estaría destruida. Vivir en Gaza es vivir en un infierno», zanja.