José Guillermo Buenadicha Sánchez

De la rabia y de la idea

José Guillermo Buenadicha Sánchez


Verano inquieto

21/06/2024

Etimológicamente, solsticio significa sol quieto. No es que detenga nuestro astro favorito su deambular por el cielo –la Tierra es el centro del universo y los astros giran alrededor, por mucho que un tal Galileo se empeñase en buscar la fama pregonando lo contrario–, sino que si marcamos el punto del horizonte por el que sale cada mañana, el oscilar al este y al oeste de ese punto se detendrá en los solsticios antes de cambiar de dirección. Es algo que explicará mucho mejor la señalética correspondiente una vez pongan en valor arqueoastroturístico (sic) el dolmen de Bernuy.
El verano arrancó ayer con el solsticio, estimados tres lectores: a las 22:51, hora peninsular. Y comienza con un declive; atrás queda el día más largo –no el 80 aniversario del día D; ese tenía que ver con suspiros otoñales de los violines– y las tardes serán más cortas a partir de hoy. Pero sigue siendo la estación asociada con el calor, y cada vez lo será más. Les escribo esta columna desde Roma; la Ciudad Eterna es hoy un pastel derretido en medio de una de las peores olas de calor que se recuerdan en un mes de junio. El mercurio –qué bonito es usar expresiones que los adolescentes ya no son capaces de correlacionar con una imagen u objeto– va a subir a partir de mañana de forma significativa en Ávila. En general, sea por la malvada acción del hombre y su sobreexplotación de recursos naturales, sea porque así toca en algún ciclo solar o planetario que desconocemos, sea como reacción a los resultados electorales de las europeas y el fango que unos y otros se echan encima, hemos de acostumbrarnos a sufrir cada año fenómenos más extremos y, entre ellos, días más tórridos.
La canícula estival incita a parar, como el Sol, a ralentizar todo. Mas los políticos, sabedores de ello, usan julio y agosto para implementar medidas impopulares, como inventar singulares financiaciones autonómicas, colar pactos municipales –cantados y evidentes hace ya un año– o cargarse a algún(a) vicepresidente(a). En septiembre llegará el equinoccio –en el medio la verdad– y volverán Sol y política a moverse a otro ritmo.

ARCHIVADO EN: Ávila, Dolmen de Bernuy