Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


España mira a Trump

21/01/2025

No le falta agudeza a nuestro ministro de Exteriores cuando se refiere a Europa como "un faro de la democracia" antes de soltar un misil contra la "internacional ultraderechista" (Pedro Sánchez dixit) reunida este lunes en Washington para asistir a la toma de posesión de Donald Trump. La lógica de Albares consiste en señalar que estos depredadores quieren empezar la tarea por Europa.
Tarea de demolición, claro, de los tres pilares del orden mundial en la parte civilizada que comparten europeos y americanos: Democracia, Derecho y el Humanismo. De los tres se reclama Sánchez y los tres están cuestionados por esos profetas de un nuevo despotismo ilustrado (Véase "La Ilustración oscura", del pensador británico Nick Land). El control de la riqueza está por encima de cualquier otro fin en el desempeño del gobernante. Y ese fin justifica el uso de cualquier medio para conseguirlo, incluida la demolición del orden basado en urnas, leyes y derechos humanos.
Pero denunciarlo en el modesto rincón mediático de este columnista no es lo mismo que denunciarlo desde la presidencia del Gobierno de un país aliado. Por español (tratado bilateral) y por europeo (UE y USA forman la columna vertebral del vigente orden geoestratégico).
Como buen diplomático, Albares ha salido al quite de Sánchez con intención de suavizar los eventuales efectos de unas declaraciones previas del presidente, más bien hostiles con el retorno de Trump, en las que parecía ofrecerse como baluarte democrático frente a la ola reaccionaria que este se dispone a abanderar también en Europa.
En declaraciones a Onda Cero, el ministro mantuvo la sintonía con su jefe al señalar que el acoso a la democracia empezará por Europa. Pero a renglón seguido proclamó la voluntad de tener "la mejor relación posible con EE.UU" porque "es el aliado natural de la UE" y porque "juntos salimos mejor de las crisis". En el plano bilateral, recuerda que las inversiones, la lengua compartida con 60 o 70 setenta millones de norteamericanos, los intercambios comerciales, etc., crean lazos que están muy por encima de las relaciones entre Gobiernos.
Tampoco le ha falta agudeza al ministro Albares cuando valora la toma de posesión de Trump como presagio de un cambio comparable al generado por la caída del muro de Berlín en 1989. Entonces fue para mejor. Ahora la irresistible ascensión del trumpismo va a desordenar las piezas de una arquitectura basada en los valores y dogmas civiles que apaciguaron el mundo tras la Segunda Guerra Mundial.
El despropósito se ha normalizado en EE.UU y eso tiene un enorme potencial de contagio a los países adscritos al régimen de la democracia liberal. Una forma de volver a la ley de la selva. Sostiene Albares que lo mejor será llevarse bien con el más fuerte.