Ya está. 13 de enero. 13. Mi número favorito. O la conjunción de mis dos números favoritos. El 1. Y el 3. Y todo lo que lleve 1 y todo lo que lleve 3. Que si supiera de números quizá sean casi todos. Pero no voy a ponernos a hacer teoría de conjuntos ni algoritmos. Eso para el segundo y tercer desayuno de este año impar que acabamos de estrenar. Despertaba esta mañana con un vídeo de Ángel Martín. Sí, el monologuista que ha escrito dos libros bets sellers (el primero lo leí, ya sabes que no me fue mucho, así que el segundo no lo he leído, lo mismo que me pasa con segundas partes de pelis que no me han gustado, por más que gusten al común de los mortales). En el vídeo, Ángel, como siempre, ha soltado una obviedad que quizá necesitaba escuchar. Y que por eso lo hace (igual que decir al final del vídeo que me quiere, que me quiere a mí, a ti y a todos, pero es reconfortante escuchar esas palabras). Por no hacer algo que te habías propuesto un día no pasa nada. Y esa, dice, es la peor frase que te puedes decir y que puedes llevar a efecto. Y es cierto. Porque el cerebro se acomoda, no manda las cosas necesarias, que no sé qué cosas son, a las demás partes de ti para obligarte a hacerlo.
Y no pasa nada. Así es. Hay un capítulo de The Big Bang Theory en el que Sheldon Cooper no se corta el pelo, por cosas. Y se da cuenta de que el universo no se colapsa, ni el suyo ni el de los demás. Y deja sus rutinas, convirtiendo su vida en caos. Si no has visto aún la serie, debes. Pero esta no es la cuestión. La cuestión es que sí, no pasa nada, nada más que tu compromiso se rompe y no llevas a efecto lo que te has propuesto. Yo, por ejemplo, no hago más que encontrar excusas para no salir a correr. Y debería haberlo hecho ya al menos tres veces en lo que va de año. Pero va ganando mi falta de voluntad. Eso sí, de la lista que me he propuesto para este año que estrenamos, la ropa la llevo al día, ya he comenzado mis lecturas y he ido al cine a ver Nosferatu. Aprovecho para decir que los estrenos que hay previstos para esta semana son maravillosos y aquí no llega ninguno y sí, gracias al cineclub están llegando pelis que de otra manera no traerían a la sala comercial, pero resulta que hay un título que se repite, en ordinario y en el club. Yo lo miraría. Y traería la de A Real Pain. Pero no es mi cine.
Se me acaba el espacio y no te he contado nada de lo que quería. Quería hablarte de los amaneceres de la ciudad, de los atardeceres. Del tiempo. No atmosférico, del cronológico. Quería quedar contigo en una nueva cafetería que he descubierto caminando por sitios por los que no suelo.
Pero supongo que tenemos todo el año.