Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


El arte de unir a los pueblos

23/06/2024

En tiempos de confrontación no viene mal recordar el valor del arte y la capacidad creativa del ser humano como elemento integrador y de unión entre los pueblos. Quizá sin saberlo en el momento primitivo de su concepción, pero lo cierto es que el título 'Hospitalitas' que lleva impreso la nueva muestra del ciclo expositivo de Las Edades del Hombre supone una llamada de atención no sólo para la enriquecedora contemplación de piezas de arte sacro, sino para la necesaria e incesante búsqueda de la solidaridad y el acogimiento al extraño, al forastero. Tampoco es baladí que esta vigésimo séptima edición comparta, por primera vez, sede en dos comunidades autónomas: Castilla y León y Galicia. Dos territorios vecinos y a los que les une también el Camino de Santiago, auténtico símbolo de acogida en el mundo y ejemplo clarividente de que las fronteras no existen más que los mapas. 

Del mismo modo, no podemos soslayar un hecho incontestable que también identifica a castellanos y leoneses y gallegos, cuando fueron miles de ciudadanos de ambas comunidades los que se vieron obligados el siglo pasado a emigrar a otras tierras, principalmente a países como Argentina, México o Cuba. Una circunstancia sobrevenida por el hambre y el anhelo de encontrar la hospitalidad y el sustento en otras latitudes más favorables. Curiosamente, Galicia y Castilla y León no olvidan ese acogimiento dispensado durante aquellos años por parte de Latinoamérica y coinciden también ahora en su inequívoca vocación de solidaridad y acogida con sus gentes y pueblos. 

Todo esto forma parte también, en mi opinión, de ese mensaje inherente a una muestra de arte sacro que va más allá de la religiosidad y la propia belleza de las piezas que se exhiben hasta el 27 de noviembre en dos puntos estratégicos del milenario Camino que inspira y transforma mentalidades a miles y miles de peregrinos cada año. 

Habrá quien piense que la muestra de Las Edades del Hombre es un proyecto agotado por su larga trayectoria en el tiempo. Sin embargo, la realidad de estos 36 años de andadura demuestra que sus organizadores han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y escenarios, sin olvidar las avanzadas formas de comunicar una seña de identidad ineludible de Castilla y León. Y no sólo lo digo por los más de 12 millones de visitantes que suman las diferentes exposiciones a lo largo de estas tres décadas y media, sino por la influencia cultural, artística y turística que genera de manera directa a los pueblos y ciudades que las acogen. Si el propio ciclo expositivo ha saltado fronteras y ha llevado hasta Amberes (Bélgica) y Nueva York (EEUU) sus joyas, ¿por qué no ampliar esa nómina de sedes a otros países? Portugal está ya en la agenda para el año 2025, una prueba más de esa fuente inagotable que es el inmenso y rico patrimonio artístico de la Comunidad y de sus diócesis y, especialmente, una nueva evidencia de que el arte es una de las mejores herramientas que tenemos para unir a los pueblos y ahondar en la solidaridad entre los diferentes.