El verano, cualquier periodo vacacional que se precie, parece un momento idóneo para desconectar. Un ejercicio necesario para nuestra salud, al menos cuando se vive apegado a una agenda que no deja ni un minuto de respiro al día, y que más allá de las obligaciones laborales hace que tengamos que atender las tareas del hogar, el cuidado de los niños, su ayuda en los estudios, la compaginación con sus agendas y las de nuestras parejas, nuestras actividades deportivas, sociales y culturales, y sin olvidar la atención a la familia y a los amigos…
Por eso, cuando llegan las vacaciones, lo primero que uno piensa es en desconectar. Ahora bien, ¿somos capaces de conseguirlo? ¿Nos podemos permitir ese lujo? Seguramente podamos dejar aparcadas por un momento las tareas laborales (para muchos, dependiendo de la profesión y la actividad, esa desconexión es prácticamente imposible), pero existen otras tareas que son ineludibles y que hay que atender continuamente. Y si no ya somos capaces de llenar nuestra agenda con nuevas actividades que tenemos aparcadas y que al final hacen que lleguemos a la conclusión de nuestro periodo vacacional agotados. Y eso es un buen síntoma, porque habremos aprovechado el tiempo al máximo.
Y es que, pienso yo, para eso están las vacaciones. Para darlo todo con aquello que nos ilusiona, que nos llena la vida, y a lo que no podemos llegar cuando esa agenda 'del curso' nos tiene totalmente anclados en los quehaceres diarios. Es la hora dar dar paso a esas actividades para las que no tenemos tiempo en otros momentos del año, para mantener esos encuentros pendientes que se van retrasando 'sine die', para realizar esos viajes soñados y que nos abren los ojos a nuevas experiencias, para leer ese libro que nos regalaron hace tiempo y que aún no hemos tenido oportunidad ni de hojear o, simplemente, para descansar tirados en una toalla en la piscina.
En fin, que disfrutemos de las vacaciones de la mejor manera posible, si nos dejen, desconectemos lo que podamos (por lo menos para ser capaces de ver lo que nos rodea desde una perspectiva más amplia y más positiva cuando volvamos), y cuando regresemos, lo hagamos con las pilas cargadas para hacer frente a otra 'temporada' que promete emociones fuertes.