Hay un tema candente y con muchas cuestiones de importancia para la ciudad y comarca, y también connotaciones históricas del ferrocarril o "los caminos de hierro" como los denominaban en los tiempos de fu construcción. En relación con nuestra ciudad estos días está el tema en la cresta de la ola. Los temas del ferrocarril no son de ahora, ni de hoy, sino que ya vienen socavando los cimientos del ferrocarril desde hace mucho tiempo, a menos desde que se decidió acercar grandes distancias con alta velocidad y abandonar amplios territorios de vías normales.
Estaba escribiendo estas líneas cuando hice un hueco para asistir a la concentración del día que nos habla de la tensión que rodea esa resistencia pacífica avalada por numerosas entidades sindicales y los consumidores, los convocantes, como el ayuntamiento de la ciudad y muchos ciudadanos.
En esa gran concentración producida en la propia estación de trenes, como ya ha informado este Diario, se palpó la grave situación existente en este sector, pero yo quiero darle otro giro y recordar algunas efemérides que han tenido los trenes como figuras protagonistas. Se podría decir que Arévalo tiene una última parte de su historia vinculada al ferrocarril, por diversas cuestiones, pero yo, como Cronista, me voy a detener en algunas pinceladas históricas.
Mientras escuchaba gritos y consignas en pro del ferrocarril y de las estaciones modestas, como la nuestra, pero también de ciudades mayores e incluso de comunidades autónomas enteras… consignas como "Por un ferrocarril público y social", "ni despoblación, ni cierre de estación…" y dos pancartas con estos lemas: "No al cierre de la estación de Arévalo" o "Ferroviarios de Ávila en lucha". Mientras tanto, representantes de sindicatos del ferrocarril, la Unión de Consumidores como convocantes y el alcalde de la ciudad y otras autoridades hacían declaraciones a los medios de comunicación, todas en la misma línea.
Los argumentos contundentes y veraces ponen el horizonte muy negro, y todo porque nuestros mandatarios han perdido el sentido de lo conveniente en aras de lo puramente económico y planes mastodónticos de dudoso beneficio social, a costa de dar la puntilla a tantas ciudades que en el ferrocarril tienen un puntal de modernidad y transportes públicos.
En esos momentos la mente salió volandera de lo que esto venía a significar. Tristes pensamientos por un marcado camino a ninguna parte. Y también me venían atropelladas al pensamiento tantas circunstancias vividas entre mi ciudad y los "caminos de hierro"
¡Quién nos iba a decir que algún día podríamos vivir tal situación!
No quiero entrar en la noticia puntual de este hecho, porque el Diario de Ávila lo ha dado puntual y extensamente. Yo quiero dar vueltas al asunto y, si cabe, rizar el rizo a una situación planificada e inmisericorde.
¡Lo pequeño sobra!
Y que desvergüenza hablar si quiera, ni mentar la frase "la España vaciada…", porque denota cuando menos tanto desinterés e ignorancia.
Cuando las nuevas líneas de Ave tienen fallos de horarios, tienen grandes zonas aisladas en las líneas normales, cuando aún Extremadura tiene un ferrocarril que se sale de todo pronóstico en el siglo XXI, hablemos de solidaridad territorial… Cuando las infraestructuras envejecen y no son capaces de evolucionar al ritmo que demanda la sociedad actual. Algo mal se está haciendo, pero que no lo ven o no lo quieren ver.
Luego se insiste hasta el hartazgo que dejemos el transporte particular y utilicemos el público… ¡¡¡que bien suena!!!
Esto es parte de la "tierra trasterrada" que decía González de Cardedal, habrá que volver a esa palabra y el concepto que representa.
Habrá una segunda parte…