Todo lo que rodea la figura de Isabel I de Castilla es de interés para nuestra tierra. No en vano somos parte del "triángulo Isabelino", uno de los vértices de este triángulo histórico: 
Madrigal, donde nace un 21 de abril de 1451, una villa predilecta de ella, donde vuelve en varias ocasiones, donde convoca Cortes del Reino con temas importantes, donde vuelve cuando el duque de Arévalo se posesiona de la villa.
Arévalo, donde se cría y educa desde niña, "la mi villa de Arévalo" como la nombraba, muy querida por su infancia y porque a ella volvía cuando visitaba a su madre.
Medina del Campo, la gran villa castellana de los mercados, ella era señora de Medina, a la que volvería en muchas ocasiones y donde pasó sus últimos días. Ya muy enferma, el día 12 de octubre dictó su testamento y unos días después el codicilo, 23 de noviembre de 1504.
Unos documentos que son el gran precedente de los derechos humanos, su ideal de gobernación en el humanismo cristiano, el origen de las Leyes de Indias.
Pero Isabel viajó, y mucho, por todo el reino y hay otras muchas ciudades y villas isabelinas, como Segovia, donde se proclamó Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474, tras la muerte de Enrique IV, el acontecimiento que ahora recordamos.
Por eso estos días nuestra vecina ciudad de Segovia se afana en numerosos actos conmemorativos de un gran nivel cultural e histórico, que recuerdan el acontecimiento. También en otros lugares se está celebrando.
Pero lo que ahora quiero manifestar son los actos de "la mi Villa de Arévalo…", porque Isabel es el gran personaje de nuestra historia, u ha de estar presente en estas conmemoraciones.
Comenzaron el pasado miércoles, con una magistral conferencia de Mª Rosario Sáez Yuguero sobre "Isabel la Católica, una mujer que reinó", que fue presentada por la concejal de Cultura Sonsoles arroyo, un inicio con gran expectación. Se realizó también el sábado un homenaje ante la escultura de Isabel, ante el Arco de la Villa o de la Cárcel, con unas emotivas palabras del Alcalde Vidal Galicia Jaramillo, y una cata de vino verdejo de Madrigal, Ysabel, a los asistentes. Visitas teatralizadas con la figura de la reina como protagonista. El concierto "Navidad Isabelina y la exposición "De my mano", en el Museo de Historia de Arévalo, actos de los que se dará cumplida información. 
Yo me quedo con la idea de festejar aquel acontecimiento, el de su proclamación, y la restitución de su memoria arevalense y de un personaje histórico de primera magnitud, que en estas tierras inició una educación y formación que forjaron al personaje irrepetible de nuestra historia. Su villa y de los brazos de su madre, "…de cuyos brazos inhumana y forzosamente fuimos arrancados el señor rey don Alfonso mi hermano y yo…".  
Precisamente, cuando estoy finalizando estas líneas, y dentro de lo programado, han comenzado a repicar todas las campanas de las torres mudéjares de Arévalo que por espacio de unos quince minutos nos han recordado el acontecimiento que celebramos, a la antigua usanza, como corresponde a lo que celebraos, un repique general de júbilo. De nuevo hemos podido escuchar el magnífico sonido de nuestras campanas.
Unos actos que recuerdan el paso por Arévalo de tan insigne personaje.