Hace unos días se inauguró una nueva edición de la Muestra de Arte contemporáneo Artesón en el Antiguo Hospital de San Andrés (Mombeltrán). Una treintena de artistas llenan las paredes de piedra y ladrillo de su propio mundo al que en sus obras nos invitan a visitar. Nos dejan en sus esculturas, cuadros o fotografías las llaves de lo más hondo de si mismos para que podamos allí habitar. Y sucede que en alguna de esas casas artísticas nos sentimos como en nuestro propio rincón y no sólo disfrutamos, sino que lo hacemos nuestro.
En la segunda planta del Hospital, con unos esplendidos ventanales que miran a la Plaza de la Corredera entro con unas llaves artísticas hechas de flores recortadas de papel ,a la guarida de la artista Gemma Perales. Una Eva de tamaño natural emerge de la pared y toma vida en medio de una maraña de papeles con recortes de flores, unos hilos de araña muy especiales. Pone papel sobre las olas de un mar del que como diosa emerge, unas flores que se sumergen y al salir así enhiestas y secas entran a formar parte de lo eterno, como la obra de Dante Gabriel Rosseti o de Gustav Klimt, como ella misma destaca en la cartela de la obra. Creo que este nombre, eterno, es lo que me gustaría poner al lado de la obra pictórica de Gemma, lo eterno que rodea aquello que el arte nos regala, haciéndonos vivir sobre un hilo dilatado que no parece tener fin, donde las fronteras de lo físico, del tiempo, de los precipicios, las olas del mar y las nubes que rompen el cielo nos dejan. Un arte lleno de femineidad, donde mostrar cómo el mundo se puede también cambiar, al menos en el ámbito estético. Donde unas flores de papel recortadas se convierten en diosas que de la pared de ladrillo centenario emergen. El arte todo lo puede, rompiendo las barreras de lo físico y real para abrir nuevos territorios por explorar.
Y voy tarareando entre las salas y el claustro, unos versos de la poeta norteamericana Anne Sexton que resuenan en mi interior mientras voy caminando "Cada una de ellas en mí es un pájaro. / Golpeo con todas mis alas…" Y voy como esas golondrinas que anidan en el alfeizar del viejo Hospital y en vuelos racheados pasan describiendo círculos en un horizonte donde el Torozo se despega. "Dulce peso, en celebración de la mujer que soy/ y del alma de la mujer que soy// y de la criatura central y su deleite/ canto para ti. Y entre estos artistas de Arteson aparecen algunas otras obras bañadas de este femenino que envuelve el Hospital, me refiero a María Riera creadora de espacios tan minúsculos como mágicos construidos a base de pequeños objetos de deshecho, cartoncitos, maderas, papeles rasgados. También destaco en este mismo espacio, el lienzo de Rubén Arenal Martínez "La nueva normalidad " que nos hace entrar en una mirada interior, una composición con un gato en medio de un silencio íntimo que me conmueve al sentirme también yo en la escena.
Las fotografías pintadas de Paula Pupo parecen dar a las cerámicas de Talavera, su lugar de residencia, un nuevo aire de modernidad y de belleza, mientras la composición de cerámica de Rosa Luz da a este material un nuevo lenguaje expresivo muy cercano, mientras me siento reflejada en el azul de cada mancha irisada de luz.
Poder reinterpretar lo que la historia del arte nos ha legado, haciéndolo nuestro es algo que empuja a Amalia Granero Calabuij a trabajar en unos oleos singulares donde buscamos lo conocido y en esta búsqueda, nos encontramos a nosotros mismos, como me siento ahora mirando su Judith.
La mañana está muy calurosa en las Cinco Villas, las golondrinas siguen sobre mí, mientras busco lo fresco que este caserón centenario me regala, algo que va más allá de lo físico que siento entre sus muros de piedra, algo que tiene que ver con lo que el arte me brinda cuando me pongo delante de una obra y abro con unas llaves o con unas flores de papel un mundo nuevo que allí emerge.
Y puedo decir con Anne Sexton que cada obra es para mí, un pájaro que vuela en círculos rasantes por aquí. Feliz verano