Se acaba el 24. En nada, el 25. No pensé que vería la fecha en la que Marti McFly regresa al futuro y el próximo año serán 10 más. Y deseo vivir al menos otros 50 más. Ya sabes, sin ser vieja, aunque sin poder parar el inexorable paso de Cronos por mi vida.
Año que llega al fin. Y comienzan las miradas retrospectivas. Cuanto mayor eres, más tiempo hacia atrás puedes mirar. Y el futuro lo ves como algo más cercano, más impetuoso, más indomable. Y el tiempo, relativo desde Einstein, pasa cada vez más deprisa y más despiadado. Hace nada estaba acabando 2º de bachillerato tomando la decisión de dejar la carrera de letrada para comenzar el periplo incesante de la búsqueda de respuestas. Periplo que empezó mucho antes de que yo, consciente de lo que quería, sin saber lo que sería, lo decidiera. Tengo la sensación, tras las últimas reflexiones vitales de este año que está acabando y tras conquistar algunas cumbres que nunca pensé que coronaría, de que la mayoría de las decisiones que he creído tomar ya estaban tomadas de antemano. Que quizá, aunque hubiese optado por no seguir el camino de baldosas amarillas y decidir atajar por el campo de amapolas, mis compañeros de viaje, sean quienes fueren, físicos o espirituales, me hubieran cogido de la mano, despertado de mi letargo y conducido por el camino correcto. Si es que eso existe. Hoy sé que estoy en el camino que de verdad conduce a Ciudad Esmeralda. Sabiendo que lo que busco está en mí.
Hay días en los que pienso cuál es el siguiente paso que debo dar. Hacia dónde quiero seguir avanzando. Porque esto no para. Show must go on. Detrás de una conquista comienza un nuevo reto. Y yo, ahora, aunque sé cuáles quiero, no sé cuáles puedo.
Me he otorgado unos años de serenidad, para disfrutar de la lectura sin más que el mero disfrute, que poco no es. Sin que mi mente y mi cuerpo vivan en estado permanente de alerta y emergencia. Disfruto de mi familia, de mis amigos, de mis charlas, de mis momentos a solas. Hoy sé quién soy. Y los de mi alrededor están viéndolo también. Recientemente pasé un día estupendo de forma improvisada, ya sabes, los mejores planes, con dos amigos, uno constante en mi vida desde el año pasado, aunque nos conocemos desde hace 27 años, otro más reciente pero también habiendo compartido tiempo de calidad. Fue muy emocionante recordar casi el momento exacto en el que nos vimos por última vez. Y me hizo un comentario que me gustó mucho. No recordaba que fueras así. Y sí era así. Pero no podía ser así. Una amiga me comentó algo parecido. Aunque a la inversa. Me conoció en mi peor momento. Y ahora sigue a mi lado en el mejor. Ahora sí que eres tú.
Por muchos años más de amistad.