Pablo González

El adarve digital

Pablo González


¿Amazon o tienda propia? La pregunta del millón (y cómo no liarla al elegir)

06/04/2025

La semana pasada escribí en esta columna sobre los ya clásicos marketplaces municipales. Esas plataformas que se presentan con bombo, platillo y fondos europeos, y que acaban, muchas veces, como un banner olvidado en una web que nadie visita. Mencioné el caso de Sotillo de la Adrada… pero metí la pata: era La Adrada. Mea culpa. Error geográfico corregido, disculpas públicas hechas, y ahora a lo que estamos.

Lo que más me sorprendió fue la conversación que se generó después. Gente preguntándome, con toda la lógica del mundo:
 "Vale, muy bien criticar, pero si quiero vender online… ¿por dónde empiezo?"
 ¿Monto mi web? ¿Me meto en Amazon? ¿Qué hago con mi vida digital?

Así que hoy vamos con eso. Nada de humo. Vamos al grano: si quieres empezar a vender online sin estrellarte, tienes que mirar tres cosas. Ni más ni menos. Porque el canal no se elige por moda, ni por lo fácil, ni porque "fulanito se ha hecho una web". Se elige con cabeza, y en base a esto:

El tipo de producto

Tu producto lo es todo. Si vendes algo comoditizado (cosas que se pueden encontrar en mil sitios, como fundas de móvil o lámparas de escritorio), Amazon es tu jungla. La gente ya está allí buscando. Solo tienes que sobrevivir… que no es poco.
Si tu producto es más artesano, gourmet o con historia, necesitas un escenario, no un estante. Y ahí tu web propia es donde puedes brillar. Con tu marca, tu estilo y tu storytelling.

Pero por si fuera poco, también hay productos comoditizados, que es más fácil vender en google que en Amazon (¿Has comprado calzado deportivo en Amazon alguna vez?) Y no, no todo vale para todo. Si vendes queso de cabra de tu pueblo, en Amazon probablemente ni te huelan. Analiza tu producto y piensa antes

Los márgenes

Aquí viene la parte que nadie quiere mirar pero todos deberían: el dinero. Amazon se lleva su parte. Comisiones, logística, publicidad interna… y si no sabes lo que haces, te quedas vendiendo mucho y ganando poco (o nada). Si tus márgenes son apretados, Amazon te va a apretar aún más.

Con tu web propia, tienes más control. Tú marcas el precio, tú eliges dónde meter el dinero. Pero claro, aquí tienes que currarte el tráfico y convencer a la gente.

La pregunta mágica es: ¿cuánto te queda limpio al final del día? Si la respuesta es "no lo sé"… mal vamos.

La logística (la gran olvidada)

Todo el mundo quiere vender online… hasta que hay que enviar el primer paquete. Si puedes prometer entregas rápidas, Amazon te lo pone fácil (especialmente si usas FBA), pero si estás en modo "mi primo me ayuda con los envíos", mejor empieza poco a poco desde tu web y evita sustos.

Porque vender en Amazon es como jugar en primera división: el público exige nivel Amazon. Si fallas, reseñas negativas. Y no hay vuelta atrás.

Vale, pero entonces… ¿qué hago?

Pues depende. Si estás empezando, y tienes un producto que encaja bien en Amazon, puede ser un buen campo de pruebas.
Si tienes una comunidad, una marca con personalidad, o quieres controlar más… tu web es el camino. Y si puedes, combina: Amazon para captar, web para fidelizar. Así juegas con lo mejor de los dos mundos.
 

Pero eso sí: no vayas solo. Vender online parece fácil… hasta que empiezas. Hay gente, freelancers, agencias de todo lo que imagines, escuelas,... que ya ha recorrido el camino y pueden ayudarte. No hace falta que te pegues con todo.

La clave no es "dónde vendo", sino "cómo vendo bien". Con cabeza, con estrategia y sin dejarte llevar por la última moda digital del mes.

Porque sí, puedes tener una web chulísima o un producto en Amazon… pero si no vendes, da igual. Lo importante no es estar online. Lo importante es que te compren, y que ganes dinero con ello, ¡nunca olvides eso!