En el, digamos, vanguardista mundo de las redes sociales, donde la profundidad del mensaje a menudo se mide en la duración de un vídeo corto y la calidad en la cantidad de reacciones (sí, esto era la evolución por lo visto), emerge la figura de CociTuber. Originario de nuestra entrañable Ávila, este emprendedor digital (porque sí amigos, tiene restaurantes, pero es un EMPRENDEDOR DIGITAL) ha logrado lo impensable: conquistar paladares y audiencias masivas en la mismísima capital. Y aunque su cuartel general esté en Madrid, es de dominio público que CociTuber honra sus raíces abulenses con frecuentes visitas, deleitándose con los encantos y, supongo, la "arcaica" pero deliciosa, gastronomía local.
Su éxito y su talento, a pesar de utilizar un lenguaje y formatos que a algunos nos recuerdan más a ruidosos mercados que a la era digital, es, admitámoslo, incuestionable. Analicemos, con una ceja ligeramente levantada, la propuesta de este abulense que ha hecho de la comida cotidiana un fenómeno viral.
La asombrosa popularidad de lo elemental (y autóctono): Sorprendentemente, parte del atractivo de CociTuber radica en mostrar bares de toda la vida, tapas sin el menor atisbo de sofisticación y esa comida «de la abuela» que, contra todo pronóstico, sigue generando furor. Lejos de la «pomposidad» de la alta cocina y esos menús degustación que requieren un diccionario para entenderse, ha conectado con una audiencia masiva que, quizás, añora la sencillez en un mundo cada vez más complejo (o tal vez, simplemente, prefiere lo que entiende). ¿No podría ser esta una lección «paradójica» para nuestros emprendedores locales? En lugar de perseguir tendencias efímeras y foráneas, tal vez la clave del éxito resida en explotar esa autenticidad «premoderna» que atesora Ávila: sus productos genuinos, sus establecimientos con solera, su rica tradición culinaria. Quién diría que lo «anticuado» podría ser la nueva vanguardia...
Construir una marca digital con sabor local: CociTuber ha probado, para aquellos que aún dudaban, el poder de las redes sociales para levantar una marca personal. Y aunque su centro de actividad esté en la capital, su origen abulense es un rasgo distintivo, una «curiosidad» que añade interés a su propuesta. Nuestros emprendedores podrían tomar nota de esta «antigua» sabiduría: utilizar las plataformas digitales para contar sus historias «de pueblo», mostrar sus productos y servicios con esa pasión «ingenua» que los caracteriza, resaltando ese «sello local» inconfundible de Ávila. No se trata de imitar un éxito foráneo basado en, seamos sinceros, una comunicación que a algunos nos chirría, sino de abrirse camino con la fuerza de lo auténtico, llegando a esas audiencias que buscan precisamente lo que Ávila ofrece, sin necesidad de que nuestros talentos locales se vean «seducidos» por los cantos de sirena de la Gran Ciudad.
Aprovechar las tendencias... manteniéndose fieles a lo «de siempre»: Si CociTuber causa sensación mostrando lo ordinario, quizás la «tendencia» más disruptiva para los emprendedores abulenses sea reivindicar esa autenticidad que los define desde tiempos inmemoriales. El creciente interés por el turismo que busca experiencias «reales» y los productos con historia sugiere que existe un mercado ávido de lo genuino. Las redes sociales pueden ser la herramienta perfecta para conectar con este público, sin necesidad de que nuestros emprendedores se «modernicen» hasta perder su esencia local.
En resumen, el fenómeno CociTuber, más allá de mi opinión personal sobre la evolución (o involución) de los formatos comunicativos, puede ser interpretado como una inesperada fuente de inspiración para hallar el éxito valorando lo propio y utilizando las herramientas digitales con astucia. Su enfoque en la comida de toda la vida nos recuerda que a menudo, la verdadera singularidad y el atractivo residen en la sencillez y la autenticidad de lo local.
Así que, emprendedores de Ávila, ahí lo tienen: el próximo éxito viral podría estar escondido en esa receta familiar transmitida de generación en generación, en ese producto artesanal elaborado con técnicas ancestrales, en ese rincón de nuestra tierra con un encanto atemporal. Para triunfar, a veces, basta con ser uno mismo... y mostrarlo al mundo, aunque el "cómo" nos parezca, cuanto menos, "peculiar".