En la lucha por la vida deseada solo cabe encontrar tus propias respuestas, aceptarlas, y tener el valor de vivir de acuerdo con ellas aunque esto suponga pagar a veces un alto precio.
Llegué a esta ciudad, Ávila, con mi madre y mis dos hermanos tras la separación de mis padres. Era demasiado pequeño para entender con precisión la situación y la ciudad era demasiado nueva como para sentirme cómodo en ella.
Los primeros años fueron difíciles. Tuve algunos problemas con la justicia, o más bien, la justicia tuvo algunos problemas conmigo porque tenía que soportarnos a mis amigos y a mí, que por aquel entonces no estábamos muy por la labor de hacer las cosas bien. Solo puedo decir que en el juzgado de menores nos trataron bastante bien.
Los años hacen que las personas puedan mirar atrás y decidir si continuarán por el mismo camino o utilizarán sus vivencias para hacer algo decente. Cuando gana la primera opción existen casas de acogida, internados y otras instituciones de menores dispuestas a hacer por uno lo que uno no estaba dispuesto a hacer por sí mismo. Para los que nos acogimos a la segunda opción existe una palabra que lo cambia todo de color: redención.
Resulta razonable trabajar, educarse, encontrar formas de amar a alguien e incluso formar una familia, es la forma en la que tradicionalmente la humanidad y su cultura puede continuar, avanzar. Pero es necesario tener los ojos bien abiertos para saber si estamos haciendo las cosas de la manera correcta, de lo contrario será la miseria la que nos acompañará hacia una posible muerte emocional.
Ahora bien, cuando estamos dañados se produce la mayor liberación porque también sin saberlo abrimos la caja de las posibilidades de hacer cambios en nuestro mundo. Es decir, por el camino del conflicto y el sufrimiento también se puede llegar al desarrollo y perfeccionamiento. A veces incluso mejor que si todo en la vida está perfectamente situado.
Muchos de mis clientes pueden afirmar lo que he dicho. Fracasaron en sus vidas, cayeron en las drogas, fueron infieles a sus parejas, recibieron malos tratos en sus casas cuando solo eran unos niños. Descendieron al inframundo. Una vez allí podían aceptar el sufrimiento o emerger de las profundidades. "Tienes que enfrentarte a lo que sabes que está ocurriendo, y tienes que saber que eres capaz de salir de ahí muy mejorado", me dijo uno de ellos en una ocasión.
Como la ciudad es acogedora y perfecta para pasear con calma uno puede aprovechar para caminar hasta poner algunas cosas en su sitio, y de paso, a sí mismo. Así, en la media en que creas conflictos y te perdonas por ellos, te vuelves una persona más cercana cuando los demás crean sus propios conflictos y lo haces porque algunos no tienen valor para enfrentarlos. Entonces les ayudas, les dices que todo está bien tal cual está porque está sucediendo justo lo que tiene que suceder, justo lo que necesitan para dejar de engañarse y encontrar el porqué a todas sus preguntas. Lo haces porque tú ya has pasado por todo eso y sabes que vale la pena atravesar todo ese sufrimiento.