Se requiere ser muy vocacional y sacrificado para continuar trabajando de camello de los Reyes Magos y llegar a nuestra ciudad este 5 de enero. Hay que tener una firme conciencia de misión para no ceder a la tentación de buscar otro empleo en un parque turístico de Lanzarote, o pedir la jubilación por haber cotizado más que de sobra los años reglamentarios. Y que los tres Jefes vengan en vehículo de motor, hale, a ver si acaso da la misma imagen.
Mira que llevan dos milenios fidelizados, visitando Ávila cada año e incrementando las estadísticas de viajeros, y los pobres camellos nunca se han topado con más pegas que este enero. Si ya lo dice el refrán, donde hay confianza, da asco.
Y es que con la implantación de la Zona de Bajas Emisiones, unos camellos tan antiguos, sin pegatina, se han encontrado que no están autorizados a acceder al casco histórico. Tendrán que hacer como cuando Herodes, no volver por el mismo camino, pero no hay derecho, a los que vienen a traer regalos, encima plantarles una sanción. A este paso, aún vamos a tener un conflicto diplomático por ser personalidades venidas de otros países o por vulnerar la normativa de circulación del Espacio Schengen. Yo ahí lo dejo.
Cuando trataron de allegarse a la Oficina de Correos para que los pajes recogieran las cartas depositadas por los habitantes de la ciudad, los camellos no hallaron dónde esperar aparcados. Y han recibido la sorpresita de que el Ayuntamiento ha subido el 1 de enero el impuesto de circulación. Ni intentando usar el carril bici (al menos, que alguna vez lo utilice alguien…) han podido eludir rascarse el bolsillo. Y eso que ya habían abonado el peaje de la autopista, que por el puerto no llegarían hasta el Día de la Madre. Menos mal que no son aves, porque entre unos pagos y otros, habrían quedado desplumados.
Además, los camellos tienen muchísimo trabajo este año, no dan abasto con los Reyes de acá para allá, que ya no saben cómo atender a tantos abulenses que les han pedido una bajada de tributos municipales. Tras tanto trajín, al intentar beber agua para reconfortarse, por las reservas de los embalses tan bajas, han tenido que estirar mucho el cuello, llevándose a Oriente dolor de cervicales. ¡Si al menos algún año resolvieran el problema de abastecimiento de agua!
Antes de marcharse de regreso, por aquello de tratar de irse de mejor humor, organizaron un partidillo para jugarlo con el burrito sabanero y los renos de Papá Noel, pero tampoco tuvieron éxito al buscar una instalación deportiva en condiciones.
En fin, que partieron sin querer probar el roscón porque, con la racha, lo mismo les tocaba el haba. Sabemos bien de lo que hablan, señores camellos. Vuelvan en año de elecciones municipales y verán cómo cambia el cuento. Feliz Día de Reyes a todos.