Gabriela Torregrosa Benavent

Cosas veredes

Gabriela Torregrosa Benavent


Charcos

17/03/2025

Varias vías de nuestra querida ciudad, cortadas por obras durante largo tiempo y asfaltadas hace pocos meses, como la que lleva el emblemático nombre de Nuestra Señora de Sonsoles, han visto en las últimas semanas cómo en su firme (por llamarle algo) iban aflorando cráteres de variadas dimensiones. Humildes boquetes al principio, alineados como una terca procesionaria del pino, iban compitiendo después entre sí para ver cuál destacaba más desprendiendo gravilla y finalmente, ante la impotencia de vecinos y transeúntes, han acabado convirtiéndose en charcos en toda regla, que esquivar con la rueda del vehículo para no dejarse allí la mitad. La calle Virgen de las Angustias parece ir por el mismo camino, y baches tradicionales en nuestra geografía viaria, como el del acceso a Fuentes Claras, de nuevo crecen y se reproducen (porque morir, eso no).
Pero todo en la vida es relativo según con qué se equipare, y la profunda borrasca que nos ha afectado estos días parece nos haya cogido con el pie cambiado, lo que en comparación minimiza la relevancia de tener unas cuantas calzadas emulando la superficie lunar.
Por ejemplo, ante la perplejidad de todos, con la llegada de vientos huracanados los nuevos contenedores, modernos y ergonómicos, han revelado además su, desconocida para nosotros, cualidad de aerodinámicos y voladores, acabando aterrizados lejos de sus ubicaciones donde los creíamos fijados o al menos con algún tipo de sujeción a prueba de episodios meteorológicos severos. Afortunadamente no ha habido que lamentar ningún impacto. Ya que habrá que reforzar su anclaje, puede ser una gran ocasión para escuchar a aquellos vecinos que habían sido privados de ellos en sus calles y pensar otras localizaciones que puedan hacer la vida más fácil a la sufrida ciudadanía.
Con la gran crecida de los ríos Adaja y Chico tras las precipitaciones, muchas voces piden mayor limpieza de los cauces y los imbornales, por los enormes perjuicios causados a gran número de afectados en sus viviendas, negocios, locales y garajes. Nunca pasa nada hasta que pasa y clave a la acción de gobierno es anticiparse a posibles escenarios adversos, por improbables que puedan parecer, no solo limitarse a reaccionar cuando suceden, alegando lo inusual de su naturaleza. Cierto es que nuestros embalses empezaron el año sin alcanzar el 50% de su capacidad, y al menos con estas trombas se despeja el nubarrón de la sequía, para cuya solución técnica seguimos aún en la fase de trámites preliminares de lo decidido hace ya un lustro.
Acostumbrarse a ir saltando de charco en charco, confiando en la buena suerte, no es propio de una ciudad moderna. Desarrollar planes y estrategias, coordinados y a años vista, se hace indispensable.
 

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