Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


Indeseables

10/03/2024

Escribe Juan Manuel Zunzunegui al inicio de su libro 'Falsificar la historia': «Tenemos la facultad de mentir, la capacidad de construir mentiras y la maravillosa inclinación de creer en ellas». 
Quería titular "estafadores y cándidos", pero sería situar a la misma altura a indeseables con la buena gente, así que diferenciar la mentira distingue a personas de alimañas. 
Desde siempre los hombres se engañaron aprovechando la avidez y codicia de los posibles estafados, lo que equipara a estafador e incauto, pues muestran inclinaciones similares. Recordemos el timo de la estampita.
No tiene perdón ni justificación la estafa que aprovecha necesidad, debilidad o ignorancia, por lo que hay que diferenciar la naturaleza y actitud del estafador y la posición de indefensión del estafado.
Unos quieren amasar fortuna de manera rápida, aprovechan la ambición del cateto, presa fácil de los engatusadores que ofrecen grandes ganancias. Otros, los pardillos, se encomiendan a san Pancracio para obtener sus favores, y el santo les confunde, su misión es la salud y el trabajo no el dinero y, ya se sabe, no hay milagro, trabajando nadie se hace rico.
Nos asombran ciertas historias de timadores. En la península tenemos precursoras ilustres como Baldomera Larra, española, banquera e inventora de la estafa piramidal en 1873; llevando a cabo un engaño, captó los ahorros de incautos con la promesa de pagar altos intereses, aquello reventó en 1875; murió en su casa. Doña Branca dos Santos, en Portugal, actuó igual 110 años después, la pillaron. ¿Recuerdan a Bernard Madoff? Este actuó en EE. UU. Hizo lo mismo, pero a lo bestia, en 2008, falleció en la cárcel y su hijo, avergonzado, se suicidó. 
Leer a Bernardo Díaz Nosty, 'La irresistible ascensión de Juan March', ilumina. Libro muy interesante, instructivo y esclarecedor de cómo actúan algunos personajes. Concluí que sin un Estado fuerte, una democracia fuerte y el respeto de todos a las instituciones, el caos está servido.
¿Recuerdan la crisis financiera de 2008? No iba a costar nada. Resultó una estafa al erario: nosotros. Si se hubiera actuado, como dijo en 1980 el muy liberal Emilio Botín López, fallecido en 1993, otro sería el cuento: «No existe crisis bancaria, sino bancos mal planeados, bancos mal dirigidos y, en algunos casos, desgraciadamente, deshonestamente administrados»,  –y  continuó–, «es preciso dar a cada caso el tratamiento que merece: la ayuda, la liquidación ordenada o la suspensión de pagos» –para finalizar– «"aquellas entidades no viables o que, teniendo graves pérdidas, no sean repuestas por sus socios con nuevas aportaciones de capital deben ser liquidadas en evitación de mayores daños para el sector bancario y, sobre todo, para los intereses generales del país». No se hizo. 
Más dolorosa y condenable es la acción de quienes abusan de la debilidad o el dolor del estafado. En el río revuelto de determinadas situaciones pulula la maldad. Ruínes que, aprovechando la urgente necesidad de los más vulnerables, como los afectados por una pandemia o cualquier catástrofe sobrevenida, no dudan en enriquecerse. Indeseables, borrachos de codicia e ignorando el dolor humano, no se detenían aun viendo a la gente que caía víctima del covid. Ahora viene la resaca. Hay políticos, empresarios y otros especímenes implicados, los que actuaron y los que no quisieron ver. Quienes salvaban vidas y los afectados eran ignorados por esos corruptos.
¿Y quiénes abusan de la soledad de sus semejantes? Antes, alquimistas que fabricaban elixires, hoy Internet les abre las puertas de los inconscientes que compran promesas de amor. Los hay que abusaron de gente trabajadora ofreciéndoles la posibilidad de adquirir una vivienda, previo adelanto de una cantidad. Varias fueron las estafas, pero una, por su nombre, "La nueva esperanza", ya merecía para sus autores el peor castigo. Miles de estafados y miles de sueños rotos. 
Los más abyectos, sin duda, son aquellos que coartan la educación y cultura para los ciudadanos, fomentando el idiotismo; saben que de esa manera se maneja a los pueblos, pues la ausencia de conocimiento, información y capacidad de crítica es campo abonado para sembrar dudas, violencia y miseria. Alguno, con desfachatez, señala a universidades como Salamanca, Bolonia o Harvard, como: «nidos de no se sabe qué». ¿Pretenden condicionar la educación y libertad? 
La historia es pródiga en personajes iluminados e ilustrados que instauraron el desconocimiento, la mentira y privaron a los ciudadanos de información, culminando en regímenes populistas cuya supervivencia dependía –y depende– de mantener a la gente en la ignorancia y la resignación. Lo tienen crudo, la curiosidad humana es infinita. La memoria y la cultura son indelebles. 
En la última convención trumpista se reunieron, hace días, una serie de personajes siniestros. El aspirante a presidente de EE.UU. arropado por Milei, ese que insulta al Papa y luego le abraza, mientras su pueblo no sabe donde acabará; empieza coartando el acceso a la información, lo demás ya vendrá; el hijo de Bolsonaro, su padre ausente a la espera de juicio, también acompañó al "villano naranja"; Bukele, que llegó democráticamente a su país, alcanzado el poder instauró el estado de excepción; no podía faltar un representante patrio, allí estaba el líder de VOX, a quien Trump menciono en su discurso. Sin palabras.
Trump peleará en noviembre por la presidencia de Estados Unidos y todo el corifeo trumpista se verá crecido, si gana. Junto a los citados emergerán los oportunistas ahora agazapados, a los que se unirán sátrapas como Putin. Entonces, las democracias estarán más amenazadas, sobre todo en Europa.
De los indeseables descritos, unos, según la época en que actúen, nos parecerán más execrables que otros. Ahora, las que van contra el erario público nos parecen las más deleznables, pero eso se arregla con la justicia ordinaria. El peor crimen, de lesa majestad contra el Estado, es pretender sumir y mantener en la ignorancia a todo un pueblo.