Las ciudades han cambiado tanto como las personas que las levantaron e hicieron brillar. Quedan en el recuerdo las épocas de mayor esplendor en artes, ciencia, matemáticas, filosofía. Todo lo que antaño se convirtiese en marca de cultura y ambición está hoy enfermando porque los tiempos cambian y las personas que pasan por ellos también.
¿Cómo hacer que cualquier tiempo venidero goce de una buena salud cultural? Creo que se necesitan dos cosas para que alguien se interese en tal objetivo: un factor (padres, profesores, amigos) que les muestre qué tan grandes fueron las personas que antaño escogieron ser los mejores en algo que les apasionaba, y lo más difícil, el afán de no escuchar nada más que la propia voz de su conciencia que les dice exactamente si lo que hacen, piensan y dicen les está haciendo realmente felices.
Hoy, las ciudades patrimonio de la humanidad como Ávila, Baeza, Salamanca, Mérida y muchas más no son signos de casualidad, son exactamente lo que las personas que las construyeron quisieron que fueran, referencias en arquitectura y letras, lugares que dejaron una historia como legado. ¿Qué puedes aportar tú al lugar en el que vives que pueda perdurar en el tiempo y servir como referencia para las futuras generaciones? ¿Por qué virtudes vas a destacar? ¿Cómo puede eso ayudar a otros a superarse a sí mismos?
La construcción de una gran ciudad es idéntica a la construcción de una gran personalidad. Cada bloque debe ser elegido cuidadosamente en forma, color y posición para convertir un trozo de arcilla en una obra maestra. Hoy ya no se levantan catedrales, sino centros comerciales tan grandes como alcanza la vista. Los edificios más impresionantes de la arquitectura moderna no perdurarán, son transitorios, servirán para su propósito y al contrario que una catedral, una muralla o un teatro serán derruidos para dar paso a la siguiente construcción. Y así sucesivamente.
Los cimientos de una gran ciudad son el reflejo de los cimientos de una gran personalidad. ¿Qué hace que hoy una persona que gana millones sea considerada un héroe antes que ninguna otra? Es la que llama la atención, perfecto, es la que parece haber triunfado, de acuerdo pero solo en lo económico, ¿eso es todo?, ¿qué hay después? Si en la vida de una persona miras más allá y solo ves dinero, es que se han colocado desde el principio los cimientos equivocados.
¿Recuerdas a los grandes millonarios del siglo veinte?, ¿y los del siglo diecinueve?, ¿dieciocho tal vez?, ¿notas cómo su fortuna hizo de ti una persona mejor y cómo son recordados por los libros de historia? Claro que no. Si hay algo por lo que les recuerdes es porque la historia destacó su aportación a la ciencia o a la medicina más allá de su enorme fortuna. De hecho, personajes de la talla de Miguel de Cervantes, Mozart y Gutenberg vivieron durante los años en que hicieron lo mejor de sus obras en serios apuros económicos.
La historia siempre te recordará por lo que fuiste, no por lo que tuviste. Si tuviste un plan se hablará de ti si lo llevaste a cabo, no si lo dejaste impreso en un papel. ¿Qué cimientos vas a construir? ¿Serás alguien digno de quien hablar o serás olvidado por perseguir los fines equivocados?