Los políticos de Euskadi, y me aventuro a decir que de todas las autonomías, históricas o no, están encerrados en una maraña producto de la desidia y la polarización. De ello se alimentan, no hay suficiente interés por las "cosas de comer", y esa desidia se transmite a los ciudadanos. En la leyenda griega del minotauro y el laberinto, la bestia se alimentaba de carne humana; también ahora, cada cierto tiempo, se echa a las fauces del olvido a políticos, de uno u otro signo, como tributo de su propia negligencia. Empieza el maratón electoral.
Parece que según avanza la campaña, algo cambia en el País Vasco ¿Están más cerca de abandonar ese laberinto soberanista extremista, tal cual lo entendían? ¿Les preocupan más las cosas del día a día?, igual es un espejismo. Pese al ruido que nos invade, el debate a siete del 9 de abril fue educado. Un paso.
Las previsiones de resultados de las próximas elecciones, están más o menos claras, la formación de gobierno es harina de otro costal; todo depende de hasta donde estén dispuestos a apretar los nacionalistas, de derechas o de izquierdas, y a ceder los socialistas; gane quien gane necesitará el apoyo de estos para gobernar. El PNV parece el candidato.
En las comunidades autónomas históricas, salvo Galicia, nadie puede gobernar en solitario; los partidos independentistas y nacionalistas son tan antagónicos que una coalición entre ellos se antoja poco probable, aunque nada hay imposible. En general, y aunque no les guste, España es así por sus cuatro esquinas, e islas.
Debieran mirar más allá de los Pirineos. ¿La Unión Europea está dispuesta a abrir una espita que ponga en jaque todo el sistema? No seamos ilusos. Saben, y sabemos, que no se tirarán por el despeñadero. Sí, en los procesos electorales se dicen barbaridades y disparates mirando a la parroquia de votantes, normal, es la fruta del tiempo. No bajarán el diapasón, los micrófonos, como el papel, lo soportan todo, aunque chirrían más.
El PNV postula un nuevo lehendakari, aire fresco, para enfrentarse a la temida abstención de parte de su electorado y al creciente ascenso de un Bildu acechante. El peneuvista Pradales Gil está vinculado a la política desde hace casi veinte años y se ha estrenado teniendo que llamar la atención a sus pares catalanes quienes, en demanda de un concierto económico similar al vasco, no han dudado en acusar de insolidario al gobierno de Euskadi. Pradales ha contestado a Pere Aragonès autor del comentario, y ha pedido "respeto". Euskadi aporta al Estado «mucho más» del peso de su PIB y su población, les precisa, y recuerda que su sistema está amparado por la Constitución.
En Euskadi, nacionalistas e independentistas de uno y otro signo se dividen el electorado a tercios; Bildu avanzará al recoger los despojos de Elkarrekin-Podemos, y PNV apelará a sus votantes tradicionales, los nacionalistas de derechas quieren recuperar posiciones frente a un Bildu que ha descubierto, ya era hora, que hay otras formas de hacer política.
Cada uno tendría en torno a los 28 escaños, siempre según el CIS, la mayoría absoluta son 38. El tercio restante se los reparten los demás partidos. Los socialistas saben que son la llave y que su decisión afectará a la gobernanza de España; así están las encuestas, del mundo virtual, pero habremos de esperar a lo real, lo analógico: las urnas.
Poco vuelco es posible en una semana que falta. Los nacionalistas, ahora los vascos y después los catalanes, esperan el deshoje de la margarita socialista, es la palanca que unos y otros utilizarán. Tiene el socialismo el "corazón partido", ¿qué hacer con su alma en ambas comunidades?, de ello dependerá la marcha del Gobierno de la nación: papelón.
El PP, siempre según las encuestas, tiene poco que rascar, ni decisivos ni relevantes, y aunque tuvieran los escaños suficientes, su coligación con VOX es un lastre y los posibles postores huyen de ellos. El resto está entre la desaparición y la nada, caso de Podemos y SUMAR. O sea, irrelevantes.
La política española, hágase donde se haga, tiene un denominador común, solo dando caña al adversario creen que les puede ir bien; es el caso del Molt Honorable president. ¡Haciendo amigos!
Debería haberse oído a Azaña, entonces, en el Campo de Lasesarre (1935), y leído más, ahora. Manifestó: "la política hay que hacerla con la muchedumbre… no consiste en encuadrarlas en unas formaciones ni en ponerla bajo disciplina de los comités, sino en suscitar y descubrir entre todos el pensamiento común, en saber qué queremos hacer todos juntos y en poner en común los medios para lograr lo que queramos". O sea, el Estado es lo importante.
En aquel tiempo, individuos con su hacer y otros con su silencio pusieron las cosas en bandeja para que hubiera un levantamiento que propició un golpe de Estado en aquella España. No estamos en aquellos momentos, faltaría más, pero hay sectores de la ciudadanía que miran con angustia los enfrentamientos de hoy entre instituciones, caso del Congreso y Senado. El laberinto vasco y el catalán están en el laberinto español, les guste o no. Tras los comicios que nos aguardan deseamos una temporada tranquila, aunque las "serpientes informativas" acechan y los minotauros esperan.
La próxima semana, previa a las votaciones, será dura, veremos cómo finaliza el desfile en el ruedo ibérico. Las desavenencias de los nacionalistas con el resto del Estado son normales, es tiempo de mudanza y auguro que las preelecciones catalanas serán más ruidosas y subidas de tono que las vascas. Recomendación, más Constitución y menos fruslerías.
Que los partidos vascos apunten a lo que realmente son las necesidades de los ciudadanos, sería un buen comienzo y una lección para el resto del Estado.