En las cosas de casa los impuestos los pagamos todos conforme a la vida activa y pasiva que los tiempos de la vida disponen, en una sociedad normal. Cuando la convivencia se consigue en una sociedad democrática que hemos decidido, mayoritariamente, en nuestra Nación, deseamos mantenerla con buena salud y larga vida en nuestro Estado Social y Democrático de Derecho. Es de exigir a los representantes políticos, en todos los puestos de elección ciudadana, que sus cabezas se iluminen y aprueben la materia de estudio de la convivencia en un sociedad libre y democrática, con asimilación de sana y buena formación política, para representar dignamente a nuestra Nación Española y nuestro Estado de las Autonomías, además del compromiso y responsabilidades asumidas dentro de España, en la Unión Europea, y en el mundo mundial de nuestra cultura democrática, con buenos resultados y dedicación al trabajo, respeto de las instituciones, división de poderes, buena economía y necesaria capacidad de poner en marcha un plan social para conseguirlo siempre actualizado y con buena salud. Los resultados cuentan la verdad que la mayoría ciudadana valora y declara.
En las cosas de casa, toda la responsabilidad política y representativa asumida exige lealtad constitucional con España, sin que nuevas interpretaciones del texto y Ley Constitucional sean a la carta del poder en mando. La estabilidad es necesaria cuando las cosas funcionan bien en una sociedad plural que convive en libertad, sin que se experimente con las cosas del dirigir a la comunidad y guardar en el olvido los debates de los padres de constituyentes según los tiempos de veletas inquietas y afán de cambio. Nuestra historia es real y la soberanía en el mundo real, de nuestra Nación Española en la Unión Europea, y en el mundo mundial y democracias reales. Las crónicas de cada día deben tener presente que la presencia de España lo es de toda la acción política, real y vital y nuestra, en respuesta a la responsabilidad y honor de la Nación española y su integridad y derecho constitucional que tiene la ciudadanía soberana española de reclamar el respeto y defensa de nuestra soberanía, sin olvido de la historia que nos acompaña en la defensa de los derechos y libertades. Son siempre tiempos para exigir el respeto de las crónicas por la convivencia en casa plural, vivir haciendo normal el derecho de disfrutar caminar juntos en libertad y en tiempos que deben ser medidos por el reloj de la historia cuando llegan los tiempos de la vida en normalidad soberana para fortalecer la soberanía y colaborar en la paz democrática de las llamadas electorales, como ahora corresponde con nuestra ciudadanía española y también española. En las cosas de casa se leen las lecciones de la historia, de la verdad de la buena y sin capar, para la proclamación del cumplimiento social y político del acortarse con las luces democráticas deben iluminar el descanso en la paz de la calle, y el amanecer de cada día con buena economía de cada fin de mes; normalidad social en llamada electoral, ahora las elecciones al Parlamento Europeo.
Vivimos en una Comunidad europea, en una sociedad libre, democrática, soberana, normal e igualitaria, que representación se desempeña voluntariamente, y lo ha de ser con lealtad a nuestra Constitución y a la Unión Europea, nuestras casas reales de convivencia material y política y en soberanía real, colaborando con las políticas sociales y económicas del llegar a fin de mes, dignamente y en nuestra dimensión material de cada día, cómo nos van los problemas, vida digna, empleo de hijos, pensiones, valor del dinero, natalidad. Sumen sus inquietudes y aportaciones, con los pies en el suelo, de casa, barrio, pueblo, ciudad y Comunidad en la convivencia constitucional de cada día; en votos de nuestra Nación; que lo es también en la Unión Europea. ¡EA!