El artículo 3º de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, nos dice que "el principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación. Ninguna corporación ni individuo pueden ejercer autoridad que no emane de ella. expresamente".
Esta declaración no puede faltar en la formación de dirigentes y las direcciones políticas, en un Estado Social y Democrático de Derecho como hemos decidido mayoritariamente, que lo sea el nuestro, y así, desde 1978 hemos conseguido tenerlo, constitucionalmente, como nuestra sociedad de convivencia y sin ruptura de nuestra Nación Española: dentro nuestro "Estado de las Autonomías", y que viene funcionando bien y sin necesidad de parcelas territoriales de derechos a la carta en ambiciones que conlleven desigualdades de derechos y obligaciones. A declaración inicial, sumen el Preámbulo de nuestra Constitución.
En Temas de soberanía, ya conocemos nuestra historia y las consecuencias de la falta de acuerdo político en temas de Soberanía Nacional. Los tiempos de la economía nacional son reales y las desigualdades no casan con la vida constitucional, real y soberana del llegar a fin de mes en paz. En libertad de opinión, la verdad surge siempre para iluminar el camino y destapar todo secuestro de libertades por ambiciones de poder. En la historia y con su gramática parda de la verdad, se nos ha enseñado que no debe olvidarse que la vida es real, y que la libertad se gana día tras día, como la verdad social, que no admite visiones imaginarias ni fábulas oficiales. El amparo constitucional es un derecho soberano; está por encima de ambiciones de todo tipo, y se fortalece con el respeto y fortalecimiento de los valores constitucionales y su defensa y amparo legal; no admite desvíos de capital ni de recursos ciudadanos; no contribuye a la negación del poder social sin libertades ni el ataque a la igualdad y dignidad de ciudadanos que no quieren ser errantes en su propia Nación sin derechos; si conocen experiencias de esta inhumanidad lo comprenderán, con la experiencias recientes de la negación de derechos políticos y vitales.
En temas de convivencia, tenemos los grandes y valiosos frutos de una democracia constitucional de nuestra Nación española que nos ofrece el Estado Social y Democrático de Derecho que hoy tenemos; y seguimos escribiendo en la libertad de nuestra historia constitucional: que nos va muy bien para seguir adelante evolucionando y fortaleciendo la convivencia, los derechos, libertades y obligaciones, en herencia para las nuevas generaciones, en suma de experiencias y en el relevo social de nuestra sociedad soberana; y con cuantos vienen a sumarse a nuestra nación y cultura universal, como testigos imbricados en nosotros en nuestra sociedad plural, para sumar a nuestra convivencia por el mundo mundial de nuestra nacionalidad, cultura y plural forma de integrarnos y encontrarnos dentro de la historia real de nuestra civilización historia, insuperable y sin fronteras.
No es de olvidar, en nuestro encuentro constitucional, que ya hemos tenido lecciones de los riesgos que suponen las ambiciones de poder sin sentido de Estado; la falta de cultura democrática y ausencia de compromiso constitucional, y ya hemos seguido sumando experiencias de lo que supone caminar al amparo de la legalidad de la Nación Española y por Europea también, sumando los frutos de la convivencia bajo la luz de la interpretación de la Constitución sin riesgos para la convivencia en paz por ambiciones de poder ,que no faltarán, y recomendar que no es inteligente correr riesgos con lecturas y proposiciones que cambien el contenido del pacto y el consenso constituyente, que nos enriquecen: como deseo de la Nación Española por establecer la Justicia, la Libertad y la Seguridad y el Bien de cuantos la integran, en uso de su Soberanía. Sumen su aportación y opinión plural. EA!,