Una vez ejecutada la desconfianza sin censura, una forma curiosa de pretender echarte pero sin posibilidades, en caso de unos, ni deseos de hacerlo, por parte de otros, nos ha conducido a un escenario en el que el alcalde, sin salir reforzado, sale beneficiado ya que mantiene el cargo y aprueba sus forzados presupuestos.
Si llegar a esta situación es un claro ejemplo de surrealismo político, ocasionado por la incapacidad de nuestros representantes municipales, también lo es el comportamiento, uno a uno, de los distintos grupos políticos del consistorio.
Por Avila, liderado por Jesús Manuel Sánchez Cabrera, tras perder en las últimas elecciones la posibilidad de seguir gobernando como si tuviese mayoría absoluta, está a tiempo de, con humildad, ofrecer una propuesta más contundente de participación en el equipo de Gobierno, sin rodillo, con una coalición formal, incluso ante notario, con el PSOE, unificando programas en proporción a la fuerza electoral de cada formación (11-4), con Eva Arias como vicealcaldesa y, por ejemplo, responsable de Asuntos Sociales, dando estabilidad y eliminando el actual bloqueo.
Me ha sorprendido que el grupo socialista, liderado por Eva Arias, se haya dejado emparedar entre el PP y VOX encadenándose a algunos de sus postulados y planteamientos, quedando, sin quererlo, atrapado en una incómoda posición. Y perdiendo la oportunidad de ser, por primera vez, un actor relevante en la toma de decisiones de la ciudad amurallada, vendiendo, entre otras cuestiones, que gracias a ellos la extrema derecha de VOX, a la que también la dan los números para constituir una coalición con XAV, ha quedado fuera de tener opciones para influir en el desarrollo de las políticas públicas de la capital.
El Partido Popular, principal partido de la oposición, con Jorge Pato, en teoría, al frente, ha pretendido llevar la iniciativa de la moción, pidiendo el apoyo no solo a VOX, sino también a los socialistas. Algo que les parecía lamentable, siendo esto objeto de ataque durante toda la pasada campaña electoral, en la que señalaron de forma constante, casi enfermiza, a los amarillos por esa posible circunstancia una vez lograda la alcaldía en minoría. Ya se sabe, si hay que dejar el rechazo al sanchismo a un lado, se deja, sobre todo si nos interesa.
La postura de VOX no pudo ser otra que la de tender la mano, según sus palabras, al Partido Popular para una posible moción liderada por los azules, ya que gobiernan juntos otros municipios y Comunidades Autónomas. Hay que reconocer que no es lo mismo añadir en una lista a sus tres concejales en un documento sin el PSOE que anunciar que se va a hablar también con él para que se una. No me digan, queridos lectores, que no hubiera sido interesante escuchar sus argumentos para aprobarla si finalmente el PSOE hubiese dado el "Sí quiero" y más después de lo sucedido con la última y llamativa performance del Presidente del Gobierno.