El campo europeo está sufriendo una verdadera revolución ante el poco precio que se paga en origen y la ingente "pasta gansa" que se llevan algunos intermediarios hasta llegar al usuario final.
No les falta razón a los agricultores en ese aspecto y en la tremenda burocracia que necesitan para plantar cualquier cosa, e incluso las indicaciones que llegan tanto desde el Estado español como de Europa sobre lo que tienen que sembrar, cuánto y cómo. A veces algunos políticos "campesinos de oficina" se permiten dar consejos desde el despacho, simplemente viendo el campo desde el aire a través de internet y sin haber cogido en su vida un azadón, una azadilla o una vertedera; puede que algunos no sepan ni qué es eso.
También algunas asociaciones agrarias reivindican que no se limite tanto el uso de pesticidas, algo en lo que no estoy totalmente de acuerdo; eso sí, es inadmisible que se puedan importar productos de otros países con menos restricciones y donde allí se vierte "sin control" todo tipo de venenos que luego, presuntamente, entran aquí "sin revisar"; una veces por pasividad y otras tal vez por una falta de personal o simple "pasotismo", llenándose el mercado de dudosos productos procedentes de Estados menos controlados.
Estudios e informes de la Red Europea de Acción contra los Plaguicidas y Ecologistas en Acción, revelan que incluso los alimentos a la venta en la Unión Europea están contaminados por plaguicidas denominados PFAS, conocidos popularmente como "sustancias químicas eternas" por su excepcional persistencia.
En su último informe del 2021, el 75% de las fresas españolas tenían residuos de estos tóxicos. En el caso de las hortalizas, siempre según dicho estudio, la contaminación ha aumentado un 148% en los 10 últimos años, y en el caso de las frutas un 80%.
Pero ¿son necesarios tantos pesticidas?
Probablemente muchos agricultores necesiten tantos químicos y PFAS para lograr una cosecha abundante y que los bichejos no se la coman, pero a veces se puede perder el control y pasarse cuatro pueblos, como suele decirse.
Los Españoles cada vez se decantan más por un consumo de productos ecológicos en los que no se usen este tipo de químicos para una alimentación más sana, aunque existe mucho "lavado de cara y marketing" donde comentan lo verdecitos que son, cuando en realidad lo único verde que tienen es el envase, que presenta una apariencia ecológica, aunque no lo es; y en muchas ocasiones ni eso.
Nadie pone en duda la necesidad del uso autorizado y controlado de algunos de esos productos dañinos, contra las plagas, y poco saludables para nosotros, pero al menos debería seguirse su trazabilidad desde el primer uso, e informar al consumidor de qué frutas, verduras y cereales, tienen esa "mierda" y cuáles no. Algo que resulta imposible de controlar. De hecho es casi imposible encontrar de forma totalmente fiable frutas y verduras libres de PFAS, y menos aún derivados de cereales libres de este tipo de contaminantes. Aunque probablemente "haberlas haylas" como dice la conocida expresión. :-()