NO, amigos lectores, no me he equivocado al calificar así la carretera, porque esta conexión autonómica que saliendo de nuestra capital atraviesa la sierra, a veces parece más una autovía por la "más que excesiva" velocidad que llevan muchos automovilistas, y el aumento de la densidad del tráfico sobre todo en la época veraniega y ahora, en otoño-invierno, los fines de semana.
Es una vía que ha mejorado sensiblemente en cuanto a su firme y seguridad desde que hace ya muchos años se eliminaran varias curvas peligrosas y aumentara el ancho de la misma. El buen estado de su asfalto hace que casi sin darte cuenta pises el acelerador superando los límites establecidos para pavimentos como este. Pero una cosa es pasarte ligeramente y otra "pasarte cuatro pueblos" como dice el proverbio popular.
Viajo bastante por esa zona y he contemplado barbaridades al volante en cuanto a aceleración se refiere, con adelantamientos a más de 130 kilómetros por hora, siendo el límite 90, que ponen en peligro no sólo la integridad del que conduce, sino la de todos los usuarios. Eso sí, como he indicado antes hay tramos que invitan a acelerar, pero algunos rompen todos los límites de la prudencia y el sentido común.
Es también la AV-110, por esa y otras causas, una de las carreteras autonómicas provinciales con más índice de atropellos de fauna. No existe, creo, ningún estudio sobre la mortandad de especies en la misma, pero la experiencia propia me ha hecho contemplar numerosos cadáveres de bichos espachurrados o muertos en el asfalto. A veces me he sentido tentado de bajar y marcar con GPS las localizaciones para hacer un seguimiento, pero la peligrosidad al no poder aparcar el coche me lo ha impedido.
Zorros, jabalíes, conejos, garduñas y tejones son algunos de los pobres desgraciados. Precisamente hace solo una semana encontré un hermoso ejemplar de tejón atropellado en medio de la vía; en esta ocasión pude parar, moverlo al arcén y admirar su belleza incluso muerto: el contraste tonal de su pelaje, sus poderosas garras excavadoras y las almohadillas de sus patas duras pero a la vez mullidas. Una verdadera pena contemplarlo así.
Me vino a la mente la única vez que he visto uno vivo, al anochecer; fue un espectáculo apasionante que duró unos segundos hasta que desapareció entre la oscuridad.
También multitud de aves y reptiles son aplastados por las ruedas e impactos de los coches porque estas tierras tienen unos campos aún ricos en fauna, a pesar de la enorme y nociva presión humana.:-(