En la historia de Ávila, cada generación ha dejado su huella en la economía local. Primero fueron los artesanos, después el comercio tradicional y, más recientemente, el turismo. Ahora, una nueva revolución llama a la puerta: la automatización digital de procesos.
Pero esta vez, la tecnología no está reservada a las grandes empresas ni requiere costosos equipos de desarrollo. Hoy, gracias a herramientas no-code (perdón por la jerga), la automatización está al alcance de muchos. Ya no hace falta contar con una gran tecnológica para implementarlas: freelancers o pequeños estudios especializados pueden automatizar procesos y crear nuevas oportunidades de emprendimiento.
Pensemos en un pequeño comercio de productos gourmet del centro de Ávila. Antes, uno de sus empleados dedicaba casi tres horas diarias a revisar manualmente el stock, generar pedidos y contabilizar facturas. Con la automatización, el inventario se actualiza automáticamente, los pedidos a proveedores se generan solos cuando el stock baja del límite predefinido y las facturas se contabilizan sin errores. ¿El resultado? Ese empleado ahora se dedica a desarrollar la estrategia de venta online y organizar eventos para atraer clientes, lo que ha hecho crecer el negocio un 30% en un año.
Gracias a ese crecimiento, el negocio no solo pudo mejorar el salario del empleado, sino también ofrecerle la posibilidad de teletrabajar algunas horas al día, lo que le permite conciliar mejor su vida personal y laboral. Además, contrataron a una nueva persona para reforzar el área de atención al cliente.
En restauración, la historia es similar. Automatizar el control de stock, la gestión de facturas y la contabilidad puede ahorrar horas de trabajo cada semana. Un restaurante puede actualizar las entradas de stock automáticamente, recibir alertas automáticas cuando ciertos productos están a punto de agotarse, generar pedidos de forma automática y contabilizar facturas sin intervención manual, reduciendo errores y ganando tiempo para centrarse en la experiencia del cliente.
Pero automatizar no es solo cuestión de apretar un botón. Hacerlo bien requiere conocimientos técnicos y la capacidad de estructurar procesos. Y ahí es donde surge otra gran oportunidad: jóvenes que se formen en estas herramientas pueden ofrecer sus servicios de automatización a empresas locales y crear su propio negocio. Lo que antes era un mercado reservado a consultoras especializadas ahora es mucho más accesible, abriendo la puerta a nuevos perfiles y emprendimientos locales
Automatizar no significa deshumanizar. Al contrario, significa ganar tiempo para pensar, para crear, para mejorar el negocio y, también, para ofrecer condiciones de trabajo más dignas y justas.
El futuro no será para quienes trabajen más, sino para quienes trabajen mejor. La automatización es la herramienta para trabajar mejor, más rápido y con más libertad, mejorando el presente y abriendo nuevas puertas para el futuro.