Una de esas imágenes maravillosas por todo lo que conlleva y que, cuando la saco a pasear en distintas conversaciones, no deja de sorprenderme porque significa algo distinto para cada uno. Es el icónico cuadro de la pluma yendo y viendo al encuentro de Forrest Gump. Si ustedes la recuerdan, seguro que para unos significa la fortuna, para otros lo cambiante de la vida, y para mi significa que muchas veces te acercas y otras te alejas, porque nuestras vidas son mucho más frágiles de lo que sostienen nuestros egos. Y aunque nos cueste entenderlo, porque va contra toda la doctrina "Mindfulness", si nos miramos en el espejo con sinceridad "somos más personajes secundarios que principales de nuestras propias vidas". Mandan mucho el contexto, las circunstancias y las "megatendencias" y por no citar a la Providencia.

El Pneuma, el viento que te lleva, me hace recordar la cita que anticipo muchas veces de Ward sobre el viento y las personas. El pesimista, siempre se queja del viento, y el optimista siempre tiende las velas porque espera que cambia. Se que algunos que no la han leído lo completan con el realista, pero ese siempre es un acomodaticio, como una empanada se ajusta siempre a si le ponen dentro bonito o espinacas. Y por eso también quiero compartir con ustedes como gracias a mis amigos Marc y Jane pude conocer a Sherry Lansing que tuvo que sacar adelante el proyecto en Paramount Pictures. A veces, esa pluma se posa sin que lo pienses ni lo merezcas. Como me decía mi amiga Ana Bru esta semana "es que a ti te pasan cosas y por eso las cuentas" ella que es de las que viaja y provoca que pasen "cosas de verdad"

Y eso es en clave individual. Porque todavía me sorprende y me lleva a abundar en el agradecimiento cuando en vez de ser una pluma es una bandada de mariposas las que van en la misma dirección y hacen que el Poderoso viento que las lleva se pose incluso en los sitios más inesperados. Y todo ello porque la docilidad, por eso me encanta la imagen de la pluma que no se resiste frente a las indómitas mariposas, me parece uno de los mejores billetes para la eternidad.

A veces las plumas naufragan en una tormenta inesperada, injusta, imprevisible. Son caminos trillados como dice el Papa Francisco en su imprescindible mensaje para la Cuaresma para los que se quedan en los titulares de los que son esclavos de sus prejuicios, de su pasado, en esa invitación a la Libertad, de verdad, de la que te trae disgustos y te acerca a la felicidad.

Por eso no puedo más que estar agradecido al Viento que me lleva, porque cuando me poso me deja comprender que hago cerca de cualquier personaje central de mi vida o de nuestra vida. Me encanta cuando el conocido teólogo P. Javier cita y le otorga una misión a la teleológica Pocahontas, la de Disney que iba donde el viento la llevaba y ligera de equipaje.