Hace sólo unos días se anunciaba en este periódico y en otros medios de comunicación un plan, proyecto, o vaya usted a saber qué, denominado "de Sostenibilidad Turística", con una iniciativa de mejora e interpretación de las riberas de los ríos Adaja y Chico.
En ese mismo informe se añaden palabrejas de esas que a los que conocemos el percal en actuaciones ambientales nos dan bastante miedo: "amabilización de espacios", añadir mobiliario urbano, o "renaturalizar" la propia naturaleza… En fin, posibles eufemismos que a veces (no tiene por qué ser así, en esta ocasión, pero me temo lo peor) camuflan cortas de árboles y destroces de vegetación ribereña, meter cemento impunemente en el campo y agresiones similares vestidas de verde de cara al público.
Me estoy adelantando a los hechos con un aire crítico, pero es que ya he vivido situaciones similares, y se están viendo acciones nefastas por doquier cuando hablamos de naturaleza e intervenciones sobre ella. Y es que a veces los fondos europeos hay que gastarlos con prisa porque se agota el tiempo, aunque no siempre se planifican de forma correcta.
Resulta muy curioso que en este tipo de actuaciones sobre nuestro maltratado río nadie hable nunca, ni se incluya en ninguno de los planes, una mejora de la red de saneamiento o separación de aguas pluviales y residuales, para que cada vez que llueve más de 6 o 7 litros por metro cuadrado no revienten las tapas de las alcantarillas mal diseñadas que están prácticamente desde El Soto hasta el embalse de Fuentes Claras produciendo un olor nauseabundo y una contaminación brutal sobre el río, dejando muerto prácticamente su cauce; ofreciendo además un aspecto lamentable en sus orillas y dejándolas llenas de toallitas de papel poco biodegradable, diversos restos biológicos (por ser fino), además de asquerosidades varias.
Es paradójico también, que se pretenda hacer una inversión semejante y acondicionar sendas con mobiliario urbano añadido para pasear por allí oliendo a mierda pura, algo que cualquier abulense o visitante puede comprobar fácilmente dando una vuelta por los espacios mencionados anteriormente.
Algunas alcantarillas emiten descaradamente residuales incluso cuando no llueve como puede observarse de forma vergonzosa frente a los huertos del Adaja, donde un tubo de casi un metro de diámetro suelta aguas "negras" al cauce "aromatizando el ambiente" … y así unas cuantas más río abajo, algunas hábilmente disimuladas y otras tan indignantes como esta.
Tampoco estaría mal, hablando de rutas y senderos, cuidar también uno muy utilizado por caminantes oriundos como es el que recorre en su perímetro el embalse mal llamado de Fuentes Claras (lo digo por el vomitivo contenido de su cauce) donde debería estar restringido el acceso a vehículos, desde el aparcamiento y por la senda de arena, y donde muchos coches se meten hasta la orilla del río dejando restos de aceites y comprometiendo además la seguridad de los caminantes.
Solucionar primero estos problemas sí sería una buena actuación de proyecto "Muralla y Adaja verde" especialmente para los abulenses, pero de forma adicional para un turismo que cada vez visita más nuestra ciudad y contempla un patrimonio urbano muy hermoso y relativamente bien cuidado, pero una naturaleza descuidada y un Adaja prácticamente muerto cuando atraviesa la ciudad. :-(