La democracia es esa forma de convivencia intangible que se echa de menos cuando no está, y en este 2024 padecerá unos cuantas vicisitudes por mor de decenas de elecciones en el mundo, ¿año horrible?
He visto llorar a mayores cuando llegó la democracia a España donde conocimos, por desgracia, la dictadura; comparar dos sistemas, uno impuesto y otro elegido, nos enseñó a valorar donde está la razón, como escribió Spinoza, padre del fundamento de las democracias modernas.
Hay una novela, casi biográfica, 'El secreto de Spinoza' de José Rodrigues dos Santos, buen retrato del padre del liberalismo, defensor de la razón y la libertad, relato que es bálsamo y consuelo para estos tiempos.
Con casi 100 comicios electorales en más de 70 naciones, parece que se realiza una causa general a la Democracia, en el que se enfrenta a fuerzas que la atacan desde fuera y desde dentro. Tal y como están los patios, los ciudadanos tenemos la responsabilidad, la palabra y el veredicto; el resultado mostrará un diagnóstico del sistema.
Estados Unidos, Rusia e India, monstruos de la geopolítica, celebran comicios. La América de Biden tiembla, ante extraños seres populistas, nacionalistas y de mente estrecha y alejada de la realidad; de momento, Trump ha arrasado en Iowa. Casi transformó a su país que pasó de ser una guía para otras naciones, a una sociedad menos atractiva y fuente de inestabilidad mundial. Donald, el «Villano Naranja» como le llaman algunos, tiene la desfachatez de presentarse y pondrá en tela de juicio la democracia de su país, salvo que gane él.
Hace doscientos años, 1824, Estados Unidos celebró sus primeras elecciones por sufragio popular, que por cierto perdió el candidato republicano frente a los federalistas. Sesenta años después emigrarían desde Alemania los abuelos del expresidente americano, no había muro que les impidiera entrar al país de las oportunidades. Ahora, algún emigrante corre inconsciente hacia el Villano Naranja. Si hoy EE. UU. entra como elefante en cacharrería en Oriente Medio, ¿qué no haría Trump? Por lo pronto lleva ventaja, pero el mundo está expectante ante sus asuntos judiciales.
México, doscientos años después de su independencia, también elegirá Presidente; se va Obrador, ese izquierdista cuya receta contra el Covid fue encomendarse a la Virgen de Guadalupe, con una estampita.
En Asia, el 13 de enero, Taiwán, la China insular, miró de reojo y con temor a la otra China y decidió seguir lejos de Xi Jinping, ¿cuánto aguantarán? También en Asia, India celebrará elecciones parlamentarias y encontramos a populistas y nacionalistas seguidores de Modi, un conservador, liderando el Partido Popular Indio, a quien se le atragantó la gestión del Covid; además, la promulgación de leyes dudosamente democráticas y la pretensión de cambiar el nombre del país por el de Bharat, de connotaciones étnico religiosas, dan el perfil del personaje. Atentos a esta excolonia británica, nación que emerge con fuerza en la geopolítica mundial.
A las puertas de casa, el Sr. Putin concurre a elecciones presidenciales, sin opositores, pues están muertos o encarcelados. Son los nacionalistas nostálgicos del imperio soviético del siglo XX. Mientras, el sátrapa se distrae y provoca al mundo con su guerra en Ucrania, pretende intimidar a Europa. No parece que este país pueda disfrutar de democracia plena al permitir que estos personajes guíen sus destinos; además son felices tratando de degradar las democracias próximas. Critica el ruso la intervención de americanos y británicos en Yemen, por no haberlo comunicado a la ONU, ¿cabe mayor desfachatez? ¡Qué hocico!
Y nosotros, la Unión Europea, en junio a las urnas. Mientras pensamos a quién elegir, asistimos atónitos a imágenes incalificables. En Italia, decenas de neofascistas, mastuerzos diría yo, saludan brazo en alto, de manera ardorosa y lanzan consignas violentas. ¿Dónde están los representantes de la democracia que hacen la vista gorda, o facilitan que esos reaccionarios campen a sus anchas?; algunas personalidades afines a Meloni estaban con la masa, ¿qué dice la Primera Ministra?
A las expectativas y dudas que presentan los procesos electorales sumamos las incertidumbres que algunos Estados mantienen, como sucede en Hungría con el Sr. Orbán, más próximos a Rusia que a la UE. ¿Cómo y por qué se permitió entrar a ese socio? Es kafkiano. «Mr. Me opongo», es un dolor de cabeza para los otros veintiséis socios. Tal vez habría que cambiar las normas y poder expulsar de la Comunidad a aquellos que no entienden qué es la Democracia. No todo acaba ahí. Nacionalistas irredentos, salvados por la democracia que parecen despreciar, se oponen u obstaculizan la consecución de mejoras para la ciudadanía en general, eso ocurre, en España. Fuerzas reaccionarias de ultraderecha, e independentistas, claman contra la migración. ¿Qué opinan estos patriotas de la inestable situación de miles de españoles en Reino Unido gracias al Brexit? Ese país salió de Europa por los votos de personajes de mentes retrógradas y nacionalistas habitantes de la sociedad profunda; aquí también los hay.
Hace doscientos años muchos acontecimientos alumbraron y apuntaban lo que serían nuevos tiempos para la humanidad. También es el bicentenario de la muerte de Kafka. Entre sus grandes obras 'El Proceso', una absurda situación en la que un personaje ignora por qué se le detiene y al final es exculpado tras vicisitudes incomprensibles, para él y para el lector. ¿Qué pasará en este proceso a la Democracia? ¿Cómo acabará 2024?
«El demócrata por cuenta propia es un idealista que no importa en absoluto», escribió Guy Hermet; me permito disentir, nos importan quienes lucharon por la Democracia. Para los demócratas y personas libres recuerdo el final del poema, de E. Henley, «Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma».