Carolina Ares

Escrito a tiza

Carolina Ares


De Love Actually a Reyes

06/01/2024

Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo, pienso la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes.

            Perdón, creo que estoy cometiendo un plagio. Quizá me haya embargado la emoción al celebrar el veinte cumpleaños de mi película favorita de Navidad, una historia que ha tenido tanta repercusión que hay quien la considera el equivalente audiovisual a la Canción de Navidad de Dickens. Pero es que yo estoy de acuerdo con lo que dice Hugh Grant. El amor está en todas partes, aunque a veces cuesta darnos cuenta porque no solo se presenta en la forma romántica que, de alguna manera, se entiende como única forma de amor válida en la vida. Sin embargo, podemos percibir el afecto incondicional de los demás cada día, pero muy especialmente cuando las cosas no van bien. Es importante verbalizar el querer, pero aún más demostrarlo. Siendo una palabra abstracta como es, cada uno puede definirla de una forma, pero al final todos notamos quién nos quiere. Y quién quiere a los demás. Podemos ver ese amor que nos rodea. Así que, si me lo permiten, voy a reelaborar el discurso de la película.

            Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo, pienso en el día de reyes. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo y esas son las imágenes que nos quieren mostrar, pero no es solo así. A mí me parece que el amor está en todas partes y la Navidad, y los días 5 y 6 de enero especialmente, son el mejor momento para verlo. Cómo el mundo entero se une para facilitar que los reyes puedan cumplir su misión y lleguen a todas las casas del mundo, da igual sus circunstancias, para que los niños vivan la magia desde pequeños. El día de reyes es la máxima expresión de amor en el mundo. Hay mucha gente a la que no le gusta la Navidad, todos lo sabemos. Pero, aún así, colaboran en el espíritu navideño. Y, quizá, ese sea el mejor regalo que nos traen los reyes cada año. La invocación de lo mejor de nosotros mismos, de aquello que nos hace más humanos. La reafirmación de que existe la magia. En los Reyes Magos se refleja la generosidad de las personas, nuestro amor por los demás en su forma más desinteresada, que no se ve todo el año, pero que en Navidad vuelve a nosotros. Lo que pasa en esta época, nos guste o no, no pasa en resto del año.

            Los personajes literarios más gruñones de la historia, llámense Grinch o Scrooge, siempre acaban descubriendo que lo importante en Navidad no es el lado material, es lo que nos reporta. Necesitamos la Navidad para reconocer nuestros mejores sentimientos y, ahora que llega a su fin, espero que la recordemos el mayor tiempo posible. Porque sí, se nos volverá a olvidar. Pero ya falta menos para que la luz vuelva a salir en el día más oscuro del año, Sol Invicto, que decían los romanos. Mientras tanto nos quedan doce meses para intentar mantener viva su luz. Y seguir demostrando que la magia que surge en reyes puede estar presente todo el año. Porque mientras nos visiten cada año, millones de niños serán felices y los adultos que los acompañan velaran porque puedan vivir esa ilusión. Eso tiene un nombre. Se llama amor. Amor realmente. Que en inglés se dice Love Actually.