Carolina Ares

Escrito a tiza

Carolina Ares


Fronteras de Narnia

09/11/2024

¿Conocen la historia de El sobrino del Mago? Aunque cronológicamente no es el primero de los libros que escribió C.S. Lewis de Las crónicas de Narnia, narra los orígenes de esta tierra mágica y de sus elementos, convirtiéndola, de hecho, en la primera historia del país al que, entre otras maneras, se puede llegar a través de un armario. El motivo de este portal viene explicado en el libro, así como el momento en que la malvada reina Jadis ataca al león Aslan con una barra de hierro que ha cogido de un farol de Londres. El león, igual narniano de Gandalf o Dumbledore por centrarnos solo en las equivalencias literarias, ni se inmuta ante el golpe, asustando tanto a su rival que huye mientras la barra se clava en el suelo. De ella brota una farola en medio del bosque, un elemento humano y contemporáneo en una tierra fantástica donde los animales hablan, la magia crea vínculos insondables y los cuentos de hadas cobran vida. Esta farola será lo primero y lo último que verán los hermanos Pevensie en su primera aventura en los territorios de Aslan, convirtiéndola en una suerte de frontera entre el mundo real y el fantástico.
Este último año, caminando a paso lento me he fijado más en las cosas que hay a mi alrededor y he descubierto que estamos rodeados de fronteras de Narnia, de limites donde en medio de la naturaleza aparece una farola que nos da luz y nos guía por el camino. El mundo fantástico y el real se rozan más a menudo de lo que pensamos y lo uno no es sino la expresión de lo otro. Por mucho que la realidad sea aquello que verdaderamente ocurre y la fantasía a lo que recurrimos para transformar la realidad, literariamente hemos acabado por utilizar la segunda para explicar la primera. O para sobrellevarla. Pero cuando bajas el ritmo y observas las cosas más detenidamente descubres que todo aquello a lo que asociamos los mundos fantásticos no son más que elementos cotidianos transformados, pues la magia es mucho más común de lo que acostumbramos a pensar: un gesto, un momento, un animal… o una farola. Las chispas de la rutina son la parte visible del encantamiento que con frecuencia nos pasan inadvertidas.
Al ver que vivimos rodeados de fronteras de Narnia, he recordado que nosotros somos quienes enfocamos la manera que tenemos de vivir la vida y enfrentarnos a lo que nos pone por delante. Si vamos cargados de cuentos, tenemos una guía para salir adelante y enfrentarnos a lo que nos toque en cada momento. Que en lo más oscuro del bosque siempre hay una farola que te indica el camino a seguir para poder salir sano y salvo. Y que cuando lo hagas, tendrás los regalos hallados en la oscuridad, los que te han ayudado durante la travesía. Todo esto descubrirás antes de salir de la espesura, cuando empieces a ver la luz penetrar entre las ramas de los árboles. O cuando te encuentres con una frontera de Narnia.