José Manuel Maíz

La bombonera

José Manuel Maíz


Atraer y retener talento

20/05/2024

Atraer y retener talento. Son retos que se ha marcado la Junta de Castilla y León para los próximos años y ante los que ha anunciado que prepara 300 millones de euros para desarrollar un plan que permita que los jóvenes castellanos y leoneses apuesten por esta tierra para formarse y también para desarrollar su actividad profesional en el futuro. Un tema que afecta a todas las provincias, y que en Ávila conocemos demasiado bien pues es la historia que se ha ido escribiendo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y que hoy en día continúa. Y es que en esta provincia se tiene muy asumido esa marcha de jóvenes a otros lugares, primero por motivos de estudios, después por trabajo.
El primer éxodo juvenil en la provincia de Ávila se vive, especialmente en el medio rural, cuando llega el momento de comenzar los estudios en el instituto. No son pocos los que en ese momento ya deciden irse a estudiar a otras provincias limítrofes, adelantando esa marcha que después llegará, de una forma muy relevante, cuando continúe la formación universitaria. La presencia de la Universidad Católica de Ávila, unido a la Universidad de Salamanca (que ha ido ampliando su oferta de titulaciones) y en menor medida la UNED, ha frenado un tanto esa sangría estudiantil. Pero el espíritu de muchos jóvenes abulenses, que han heredado de generaciones anteriores, los lleva a querer vivir una experiencia de emancipación de sus hogares cuando llega este momento, bien porque esa carrera que quieren cursar no la encuentran en la oferta que tienen las universidades que están aquí asentadas bien por ese interés, que antes apuntaba, de afrontar esa vivencia en solitario cuando llega la mayoría de edad. La triste realidad es que esa marcha, en un alto porcentaje, es definitiva y son casos contados los que retornan a Ávila para desarrollar su trayectoria profesional.
Una realidad que el abulense tiene asumida, pero que nos hace reflexionar sobre por qué los jóvenes también encuentran esa necesidad de marchar a otros lugares. Una vez más las limitaciones que existen en una provincia pequeña, con limitados recursos a todos los niveles marcados por los apenas 160.000 residentes con los que cuenta, lastran un futuro que, si se quiere cambiar, debe partir del propio pueblo abulense.