El pasado 4 de mayo Nuccio Ordine recibía el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Un mes después el humanista fallecía, pero le dio tiempo a elaborar un borrador para su intervención durante la ceremonia. El texto nos ha llegado a través de la página web de la Fundación y les recomiendo encarecidamente que lean.
En su discurso, Ordine dedicaba el premio a los docentes de todo el mundo, aunque hacia especial énfasis en aquellos que trabajan en zonas más pobres o conflictivas del mundo. Recordaba también a otros ganadores del premio, grandes maestros y comunicadores que han marcado un antes y un después en la cultura occidental: Umberto Eco, George Steiner y Emilio Lledó. De ellos destacaba su capacidad de cautivar a sus alumnos no solo por sus conocimientos sino, fundamentalmente, por su pasión por el saber y la transmisión del mismo. Esto, que puede parecer una afirmación bonita, es, sin embargo, una manera de vivir, una vocación de la que no hay escapatoria y que cambia vidas. Yo lo siento vivo dentro de mí cada vez que enseño, cada vez que comparto con mis alumnos algo que creo que cambiará su vida, que la hará mejor o que puede marcar la diferencia. En una sociedad que, como el mismo Ordine señala, niega la dignidad social que antaño tenían los profesores hasta tal punto que han surgido videos para que los maestros «no tengamos que explicar» (esto lo he oído literalmente), él nos recuerda la principal tarea del docente: dotar de los recursos y la pasión necesarios para que los alumnos sean libres y aprendan a pensar por su cuenta. También nos evoca que la docencia cambia vidas y, en consecuencia, el mundo.
En su discurso rememoraba que Albert Camus a quien escribió al recibir el premio Nobel fue a su profesor para darle las gracias. Pero después de tratar la importancia del oficio docente, también hablaba de los peligros a los que esta sujeta la educación en la actualidad: los recortes en materia educativa, la falta de valores sociales, donde el dinero es el gran objetivo a lograr y el conocimiento en ocasiones solo recibe el desprecio, las nuevas concepciones educativas dónde los alumnos y sus familias han pasado prácticamente a ser clientes y los planeamientos en los que se busca no tanto el conocimiento y el saber sino la eficiencia y la preparación para la incorporación al trabajo. Como docente que era, veía, como vemos en nuestro país, que los planes educativos van cada vez más orientados a preparar al alumnado para el futuro laboral y a lo que en él se encontraran, para que sean productivos desde el primer momento, pasando por alto el valor del saber académico y el aprendizaje. Cada reforma educativa es peor que la anterior y la perdida de conocimientos es patente al comparar los textos de las mismas. La cultura del esfuerzo o el aprender a manejar la frustración parecen temas prohibidos y, quizá, esto tenga que ver con el estado actual de la salud mental mundial, entre otras cosas.
Frente a todos estos problemas apostaba por dos pilares. El primero es el que le hizo famoso, aprender a valorar la utilidad de lo inútil. El segundo son los profesores-salmón, que nadan a contracorriente para poder mantener la esencia de la educación. Estos fueron los mensajes que nos dejo Nuccio Ordine en su último discurso.