En silencio, con mi instrumental de fondo, limpio mis gafas y comienzo a escribirte este último desayuno de este 24. Son tantas cosas las que te quiero contar, las que he dejado por el camino y las que bullen en mi cabeza cada vez que pienso en este día que será imposible en el espacio que gratamente el Diario me cede un lunes de cada dos. Hemos dado otra vuelta elíptica, de nuevo la órbita se ha completado. Y volvemos a estar en el mismo sitio que hace un año. Me avisaron de que esto pasaría. No lo tenía muy claro. Pero sí. El tiempo relativo pasa cada vez más rápido, cada vez tengo más cosas que hacer y cada vez tengo menos tiempo. Aunque sea el mismo. Pero no. Se suponía que con cosas tachadas de la lista iba a poder disponer de algo más de sosiego para poder dedicarme a otras cosas que tuve que dejar de lado para centrarme en el camino recto. Que no correcto. Que no sabemos qué es eso.
Y en esa vía secundaria donde dejé cosas para luego me aguardan tres libros, tres viajes y tres citas. Tres libros que voy a escribir. Tres viajes que anhelo hacer. Y tres citas que quizá pueda tener. Aunque esto no depende tanto de mi como de la disponibilidad ajena. El hecho es que para este año que viene ya tengo dispuestas dos libretas para dos cosas de las dos primeras. Un libro manuscrito y un viaje muy organizado. Empezaré pasadas las fiestas y guardada la Navidad deseando que cuando vuelva a abrir esa caja, el libro y el viaje y quizá la cita estén hechas. Y no haber perdido nada en el nuevo viaje anual. En este año no he perdido nada más que una cosa, y como me dijo un gran amigo, ni te preocupes si puedes volver a comprarlo. Aún no lo he vuelto a comprar. Tampoco me importa tanto. Y así recuerdo que, en 43 viajes, solo he perdido una cosa, y nunca me he perdido a mí. A punto. Casi. Pero no.
No perderme. Eso está en mi lista de propósitos del 25. Junto a lo que me espera en esa vía secundaria. En esta lista hay cosas de lo más variopintas y comunes. Nada ostentosas, pero muy ambiciosas. No perderme. Esa es esencial. Seguir siendo cada día más yo. Disfrutar del silencio y del sol. No acumular cosas que podrían servir y nunca sirven. Decir no. Dejar de sentirme culpable por decir no. No otorgar poder a las palabras ajenas de aquellos que ya no son relevantes en mi vida. E incluso de los que son relevantes. Dejar de mirar a los lados y mirar hacia delante. Llevar la ropa al día. Y el orden. Leer 60 libros y ver 150 películas. Perder 6 que no quiero. Salir más a trotar. Y quizá a bailar.
Y seguir desayunando contigo. Porque sin ti, nada de esto tendría sentido.
¡Feliz y próspero 2025! Espero que tenga todo lo que deseamos de corazón.