Mariano de la Puente

Percepciones

Mariano de la Puente


Adiós... y hola

01/10/2023

Como escribimos el lunes, llegó al Congreso rodeado, más bien seguido, de una multitud, como los césares tras la victoria para ofrecerla a Júpiter. El viernes no hubo victoria que ofrecer. La investidura de Feijóo quedó en una especie de moción de censura, como han coincidido parlamentarios y muchos columnistas. La intervención final de la Sra. Gamarra no podrá ser contestada hasta la investidura del otro candidato, Sánchez.
Feijóo debía aprovechar el púlpito. La investidura tuvo características de ficción, de cuento tipo Andersen; una novela de intriga al modo de Agatha Christie, un tanto provinciana por los trampantojos que se lanzaron a la espera de un posible "tamayazo"; y se esperaba un relato discursivo sobre los acontecimientos futuros, si le sonreía la fortuna: no fue posible. Al final: cuento de escasa intriga, futuro incierto y relato fallido. Como Arquímedes, estaba tan absorto en su geometría que no vio llegar a sus enemigos, hoy amigos ¿es la mejor compañía? 
¿La oferta del candidato popular? El neoliberalismo de siempre. Entendimos en el discurso una continúa referencia, muchas veces velada, a un Estado menor, reducido, y eso es incompatible con un Estado de Bienestar, pues, como bien indica el calificativo, llegar a esa condición de "bienestar" requiere de recursos, y reducir estos o disminuir la vía de ingresos del Estado deteriorará la "cosa pública".
La estrategia discursiva de Feijóo fue evidente: ataque a Sánchez y dividir y sembrar dudas entre quienes le pudieran apoyar en el futuro; era su papel, nada que objetar, pero era una investidura no una moción de censura. 
Enfrentó a vascos y a catalanes entre sí, incluso alejó al siempre moderado PNV. Hay algo que debieran pensar ¿Cómo ha logrado el Partido Popular que partidos nacionalistas como PNV y Junts, conservadores y próximos en su ideología en muchos aspectos, voten junto a ERC y Bildu de posiciones ideológicamente antagonistas? 
Sánchez no apareció. El presidente en funciones declinó intervenir. Mientras se entretenía mirando al cielo, la cúpula del Congreso, o al móvil. Narra otra leyenda que el matemático Tales absorto en analizar y observar el cielo cayo en el pozo que estaba sus pies. No lo vio.  Feijóo se centró en atacarle, pero habrá de esperar a que el candidato socialista intente su investidura para confrontar.
Y Oscar Puente ocupó su lugar. Esto hirió e indignó a los conservadores como mostró su bienvenida al socialista. El silencio y respeto con que se escuchó a Feijóo, contrastó con el hooliganismo de la bancada de la derecha. Incluso insultaron al presidente en funciones llamándole cobarde por no protagonizar la respuesta a Feijóo. Frente a la pantalla, asistíamos incrédulos al comportamiento de aquellos que representan a los españoles, suponíamos que tienen formación, ¿también educación? Aquellas formas no se correspondían con el decoro que requiere el Congreso, ese lugar sagrado de la democracia. Recordemos, (nulla ethica sine aesthetica).
Una conclusión se extrae por el comportamiento de las bancadas, las dos Españas parecen irreconciliables. Lo que empezó hace casi dos mil años, como recogió Justino, no tiene fin. Feijóo, durante su intervención, ahondó en ello y dudamos que Sánchez ponga paños calientes.
Un interrogante: ¿cómo será la investidura del candidato Sánchez?, ¿una escandalera? Desde luego lo tendrá difícil, y debe prestar la máxima atención. Las formas de sus señorías deberían discurrir por el camino de la cortesía parlamentaria. Ese será el momento de que la futura oposición, si puede, denuncie lo que crea conveniente, pero no debe usar la inexactitud pues se volverá contra ella. Proponente y oponentes deben mantener el decoro parlamentario, y que las inexactitudes y mentiras queden fuera del estrado ¿será posible? 
Seguimos con atención la intervención de Abascal, su papel era importante: socio del PP. Fue dura, cortante, usando un lenguaje nada huero, que expresaba, sin duda, el pensamiento del líder de ultraderecha. Se permitió amenazas veladas a los socialistas por pactar con independentistas: preocupante actitud. Leyendo a Scurati, nos recordaba aquellas arengas y diatribas de Mussolini a los parlamentarios italianos.
¿Y los independentistas? En su línea. Apretando en la calle y en el Congreso. Ninguna sorpresa. Rufián en su línea. Sí fue extraña la intervención de la parlamentaria de Junts, Nogueras, volvió a remontarse a 1714, un clásico que por falso ya no vende. Cualquier lector de historia puede ver la falacia argumental. Nacionalistas vascos y catalanes, negaron su apoyo a Feijóo, pero el terreno de juego de estas formaciones está en sus territorios. Lucha para imponerse unos a otros. Las elecciones vascas (2024) y catalanas (2025) marcaran la legislatura. Gobernar en esas circunstancias será un quebradero de cabeza.  
La aristocracia, en la antigua Grecia, era el gobierno de los mejores; el término fue degenerando por las acciones y actitudes de los gobernantes y, como siempre, el lenguaje calificó la realidad como se merece. Esperemos que los apoyos no sean limosnas que conduzcan a las villanías. E insistimos: sin estética no hay ética, y viceversa. Acabó el tiempo de Feijóo: adiós ¿Cómo será su oposición? Empieza el tiempo de Sánchez: hola ¿Van a gobernar los mejores? ¿Y los mejores estarán acompañados de los más destacados y preparados? Veremos.